El presidente de Estados Unidos Barack Obama llega hoy a Puerto Rico, en una inusual visita presidencial a la isla, territorio estadounidense en el Caribe, con la mira bien puesta en los puertorriqueños que residen en la región continental de Estados Unidos quienes le podrían ayudar a ganar al menos un estado clave durante su campaña de reelección de 2012.
MIAMI / Agencia AP
Cerca de 4,6 millones de puertorriqueños radican en territorio continental estadounidense, lo que aumenta una población hispana de rápido crecimiento que resulta cada vez más importante para los políticos de Estados Unidos.
La visita, el primer viaje oficial a la isla de un presidente estadounidense en 50 años, corona un viaje de dos días que llevó a Obama a dos cruciales zonas de voto flotante —Carolina del Norte y Florida— mientras solidifica su alcance político y defiende su historial económico en contra de los constantes ataques de potenciales rivales republicanos.
El hablar ante donantes en tres eventos de recaudación de fondos en Miami el lunes por la tarde, Obama abordó dos temas recurrentes: «Los grandes cambios no suceden de la noche a la mañana» y «La razón por la que nos encontramos hoy aquí es porque nuestro trabajo no ha terminado».
Al aventurarse en Puerto Rico, Obama corteja a una población que está concentrada en la región de Nueva York pero que además se ha establecido en Florida, donde de acuerdo al censo de 2010 viven aproximadamente 841.000 puertorriqueños.
Obama sólo planea pasar unas horas en la isla. La primera visita de un presidente estadounidense a Puerto Rico fue en 1961, cuando estuvo Jonh F. Kennedy.
La visita del mandatario ha generado también la oposición de ciertos grupos independentistas, aunque éstos son minoritarios. La gran mayoría de los puertorriqueños vota continuamente a favor de mantener los lazos con Estados Unidos y en la isla domina el entusiasmo por la visita del presidente.
El presidente Barack Obama, al intensificar la presión para que renuncie el legislador demócrata Anthony Weiner, afirmó ayer que «puedo decirles que si fuera yo, renunciaría».
En una acometida inusitada en torno a la conducta de un legislador, Obama le dijo a la cadena NBC que las fotografías y los mensajes con fuerte contenido sexual que Weiner envió por internet a varias mujeres eran algo «sumamente inapropiado».
«Creo que él se avergonzó a sí mismo. Lo reconoció. Avergonzó a su esposa y a su familia. A fin de cuentas, va a haber una decisión para él y para los electores de su jurisdicción. Puedo decirles que, si fuera yo, renunciaría», aseguró el mandatario en una entrevista programada para transmitirse el martes por la mañana.
Obama explicó que el servicio público «es exactamente eso, es un servicio al público. Y cuando llegas al punto en que, por diversas distracciones personales, no puedes servir tan eficazmente como debes en momentos en que la gente se preocupa por los empleos, y sus hipotecas y por pagar sus cuentas, entonces posiblemente deberías renunciar».
La dirigente de la minoría en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, le ha pedido a Weiner que dimita, exhortación que también han hecho otros demócratas, incluida la presidenta del partido, Debbie Wasserman Schultz.
Weiner anunció el sábado que tomaría un tratamiento profesional por un problema no revelado y pidió ausentarse temporalmente de sus funciones en la Cámara de Representantes, indicó entonces en un comunicado la vocera del legislador, Risa Heller.
La Comisión de Etica de la cámara baja comenzó una investigación preliminar que podría dar paso a una indagación plena en caso de que Weiner ignore las exhortaciones para que renuncie.
Algunos directivos de la cámara baja le dijeron a The Associated Press que le investigación sobre cuestiones éticas no es todavía exhaustiva, y de momento los dirigentes de la comisión no han manifestado si tienen previsto ordenar una investigación más intensa entre el personal. Los directivos solicitaron el anonimato porque la comisión no ha anunciado la indagación del personal.
Si Weiner dimite, la comisión ya no tendría jurisdicción para investigarlo. Si continúa en el Congreso, el presidente de la Comisión de Etica, Jo Bonner, y la dirigente demócrata Linda Sánchez podrían designar una subcomisión de cuatro integrantes para realizar una investigación más amplia. Eso podría llevar a un juicio por cuestiones éticas.