Obama recibe a Maliki por primera vez desde su elección


El primer ministro de irak Nuri al-Maliki (izquierda) saluda al secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon.

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<p>El presidente estadounidense, Barack Obama, recibe hoy por primera vez al primer ministro iraquí­, Nuri al-Maliki, a quien pedirá más esfuerzos hacia una reconciliación en Irak, uno de los asuntos más sensibles de la polí­tica exterior de Estados Unidos.</p>
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Obama acogerá en la Casa Blanca a un primer ministro cuya autoridad se vio considerablemente fortalecida desde que asumió el cargo hace tres años, en plena guerra entre facciones religiosas.

La nueva relación entre un gobierno norteamericano deseoso de cumplir la gran promesa de Obama de poner fin a la guerra de manera «responsable» y un gobierno iraquí­ celoso de su independencia ha suscitado algunas tensiones.

Ambos dirigentes ya se habí­an encontrado en abril, durante una visita de Obama a Bagdad, en la que mantuvieron «conversaciones francas» y discutieron «la necesidad de proseguir el proceso polí­tica» a fin de evitar cualquier retroceso, dijo un alto funcionario de Washington que requirió el anonimato.

Obama, uno de los pocos estadounidenses que se oponen desde el primer momento a la guerra de Irak, y Maliki, el interlocutor privilegiado del ex presidente George W. Bush, se encuentran tres semanas después de que los soldados estadounidenses hayan respetado la fecha del 30 de junio para retirarse de las ciudades iraquí­es.

De aquí­ a fines de 2011, no debe haber más soldados estadounidenses en Irak, en virtud del acuerdo concluido en 2008 entre el gobierno Bush y las autoridades iraquí­es.

Obama endosó este acuerdo. Al mismo tiempo que retira los soldados, su gobierno dice querer desarrollar relaciones bilaterales a largo plazo, económicas, culturales, con base en otro acuerdo concluido en 2008.

Pero Washington ve con recelo cómo la seguridad sigue frágil en un paí­s que está en el corazón de una región petrolera estratégica, como demuestra una serie de atentados que hicieron veintiún muertos el martes.

El gobierno estadounidense también insiste en la necesidad de reconciliación entre las comunidades iraquí­es, que no logran entenderse sobre la distribución de los ingresos del petróleo, o sobre el equilibrio de poderes entre el gobierno central y las autoridades provinciales.

El reciente brote de tensiones entre árabes y kurdos y el conflicto territorial en la región petrolera de Kirkuk añades preocupaciones adicionales.

En una visita reciente, el vicepresidente Joe Biden amenazó con una retirada de Estados Unidos si resurgí­a la violencia étnica y religiosa, pero Maliki se limitó a mandar secamente a los estadounidenses a ocuparse de sus propios asuntos.

En Washington, Maliki tendrá de que intentar un equilibrio delicado: tras haber logrado imponerse como una figura nacionalista por encima de las facciones, y de haber presentado la retirada norteamericana como una victoria suya, no puede mostrarse demasiado cercano a Washington cuando faltan seis meses para las elecciones legislativas.

Sin embargo, podrí­a prestarse a una visita en forma de homenaje, que hasta hace poco tiempo hubiera sido impensable, al cementerio militar de Arlington, cerca de Washington, donde yacen los estadounidenses muertos en Irak.

Maliki sigue contando con el apoyo estadounidense. Deberí­a participar en Washington en una conferencia sobre las inversiones estadounidenses en su paí­s.

Por la mañana, estará en las Naciones Unidas, y debe renovar su demanda de una baja de las compensaciones financieras pagadas por Irak a Kuwait por cuenta de reparaciones por la invasión de 1990.

Aun cuando tal decisión implique también a los demás miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, los estadounidenses apoyan activamente a los iraquí­es en este esfuerzo, según un alto funcionario de Washington.

ONU Busca alivio


El primer ministro iraquí­, Nuri al Maliki, visitó hoy la sede de las Naciones Unidas, en busca de una reducción de las sanciones impuestas a su paí­s durante el derrocado régimen de Saddam Hussein por la invasión de Kuwait en 1990.

«Pudimos dejar en claro (…) que Irak no parece ser una amenaza para la comunidad internacional», dijo Maliki a la prensa en Nueva York, al término de una reunión privada con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y otra con enviados de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, China, Estados Unidos, France, Gran Bretaña y Rusia.

El gobierno de Bagdad quiere que el Consejo de Seguridad de la ONU acepte que Irak ya no significa el peligro para la seguridad internacional en el que se fundamentaron las sanciones impuestas en 1991, luego de la expulsión de las tropas de Saddam de territorio kuwaití­.

Kuwait insiste en que deben mantenerse hasta tanto Irak no cumpla completamente con las exigencias impuestas por la ONU: satisfacer sus demandas de reparaciones y devolución de propiedades, demarcación de la frontera común y repatriación de todos los prisioneros de guerra.