El presidente Barack Obama planea reanudar su campaña con actos en Wisconsin, Nevada y Colorado, en los que serán sus primeros mítines desde que una enorme tormenta azotó la Costa Este del país, informó hoy David Axelrod, su principal asesor de campaña.
Funcionarios de campaña dijeron que el presidente realizará eventos en Green Bay, Wisconsin; Las Vegas, Nevada; y Boulder, Colorado.
El último acto de campaña del presidente fue el sábado en Nueva Hampshire. Voló a Orlando el domingo para asistir a un mitin de campaña el lunes al lado del ex presidente Bill Clinton, pero suspendió los planes para regresar a Washington para supervisar los preparativos para la supertormenta Sandy.
Axelrod fue entrevistado hoy en MSNBC.
ROMNEY
Mitt Romney decidió de repente hacer campaña en Minnesota y Pensilvania, estados tradicionalmente demócratas, mientras sus aliados en el Partido Republicano intentaban poner a Míchigan en la escena proselitista.
Debido a esta ofensiva, el presidente Barack Obama se vio obligado a defender sus bastiones en la que es ya la última semana de la campaña electoral: canalizó recursos para la difusión de mensajes en esos estados y envió a sus simpatizantes más prominentes, entre éstos Bill Clinton.
Pero la gran pregunta es: ¿a qué obedece esta maniobra de los republicanos?
Las acciones proselitistas del Partido Republicano en los tres estados del cinturón industrial podrían indicar que Romney busca desesperadamente en el último minuto una ruta combinación alternativa de resultados para lograr los 270 votos del Colegio Electoral, sin contar Ohio, que es crucial.
O quizá muestran lo contrario: la confianza de Romney es tanta en los estados más disputados que busca asegurarse ponerse al frente de Obama en lo que se prevé será una reñida elección presidencial. También puede ser que los republicanos simplemente tienen recursos para derrochar. Hay que aprovechar este dinero ahora o nunca.
En respuesta, el ex presidente Bill Clinton fue enviado el martes a la región. «Las políticas del presidente Barack Obama son más eficaces», dijo Clinton en la Universidad de Minnesota, una de sus dos escalas en un estado que redituará 10 votos electorales y que no ha apoyado a un candidato presidencial republicano desde Richard Nixon en 1972.
Esta ampliación que hicieron los republicanos de sus escenarios proselitistas tiene lugar en el último tramo de la campaña electoral, cuando falta una semana para los comicios, después de que las giras políticas se centraran sólo en los nueve estados más disputados.
Por su parte, Obama permaneció por segundo día en Washington, concentrado en sus deberes presidenciales, en tanto que Romney reanudó su campaña proselitista activa, ambos en medio de las secuelas de la supertormenta Sandy.
«Estos son momentos difíciles para millones… pero Estados Unidos es más resistente», dijo el mandatario durante una breve visita a la Cruz Roja del país, donde intentó tranquilizar a los damnificados y alentar a los socorristas, aunque advirtió que aumentarían los estragos con las inundaciones.
En Ohio, Romney expresó preocupación por las víctimas de la tormenta. «Mucha gente sufrió perjuicios esta mañana», manifestó el candidato republicano ante cientos de simpatizantes que se habían dado a la tarea de reunir víveres para los damnificados.
Más allá de la pausa que hicieron ambos contrincantes tras su intensa campaña política, continuaban imperceptibles las consecuencias de la tormenta en el proceso electoral.
Según las diversas encuestas, ambos candidatos están empatados en las preferencias electorales, aunque Obama al parecer tiene la ventaja en la búsqueda del voto electoral en los estados indecisos y en las combinaciones de resultados entre los estados a fin de lograr los 270 votos necesarios para el triunfo presidencial.
Romney está más firme en Carolina del Norte, uno de los nueve estados en los que ambos contrincantes han gastado desde junio más de mil millones de dólares en mensajes electorales.
Sin embargo, encuestas públicas e internas muestran que Romney está empatado en Colorado, Florida, Nueva Hampshire, Nevada y Virginia, y busca quitar a Obama la ventaja en Ohio, un estado crucial, así como en Iowa y Wisconsin.
Ante este panorama, todavía es posible la victoria para Romney. Todo puede pasar en los últimos días de la campaña electoral, así como en estados tradicionalmente de tendencia demócrata como Minnesota, Pensilvania y Míchigan, que podrían virar a favor de los republicanos.
En 2008, Obama ganó Pensilvania y Minnesota con diferencia de 10 puntos porcentuales.
Obama hace campaña haciendo su trabajo
BEN FELLER
Agencia AP
Quizá parezca que el presidente Barack Obama se bajó del tren de campaña. Pero no es así.
Al comandar la atención a la emergencia generada por una intensa tormenta una semana antes del día de elecciones, Obama utiliza su principal ventaja política en la contienda por la Casa Blanca.
Es el presidente.
Claramente, el imperativo de que Obama actúe trasciende la elección. La ira de la supertormenta Sandy es real. En un momento de muerte y peligro, se espera que cualquier presidente se muestre como líder para el pueblo de cualquier estado o distrito electoral.
Pero en un sentido político —y la política es definitivamente parte de esto— Obama tiene una oportunidad de último minuto para hacer campaña simplemente haciendo su trabajo.
El candidato republicano Mitt Romney puede llevar alimentos donados a camiones; Obama puede ordenar ayuda para todo el corredor noreste del país.
Obama, tachado por Romney como el tipo del gobierno grande, es el que está eliminando el papeleo y diciéndole a los gobernadores que lo llamen directamente si se topan con un solo obstáculo burocrático.
La contienda presidencial está empatada o muy cerrada en todos los estados que importan, así que Obama está asumiendo riesgos al cancelar actos de campaña durante días, mientras que Romney reanuda los suyos.
Cada acto que Obama cancela es una oportunidad menos para implorarle a la gente que vote de manera anticipada, como lo permiten muchos estados, o simplemente que vote. La tormenta está consumiendo mucha atención de la Costa Este, en particular en Nueva York y Nueva Jersey, pero tiene menos resonancia en estados clave donde el clima es benévolo.
Y por supuesto, Obama puede arruinarlo todo.
Cada gran tormenta evoca el desgarrador legado del huracán Katrina, razón por la que Obama ha ofrecido declaraciones como: «No hay necesidades insatisfechas».
Los asesores de Obama dijeron que la tormenta surgió como un factor imprevisto, por lo que manera como responderán los votantes a las acciones del presidente tampoco es fácil de pronosticar.
Por tres días y contando, no ha habido mítines en los que Obama pida expresamente a los estadounidenses que los reelijan. En lugar de ello, los votantes ven imágenes de Obama actuando como líder, o enviando mensajes a la nación desde la Casa Blanca, o tratando de tranquilizar a los afectados en una visita a la Cruz Roja.
Para los votantes independientes e indecisos cansados de la dinámica de Washington, Obama parece actuar sin sesgos partidistas y auténticamente despreocupado por su destino político.
Repentinamente su mejor amigo es un prominente partidario de Romney: el gobernador republicano de Nueva Jersey Chris Christie, con quien Obama recorrerá zonas afectadas por la tormenta.
«El presidente ha estado al tanto de todo y se merece mucho crédito», dijo Christie en una entrevista para televisión. En contraste, cuando le preguntaron a Christie si Romney vendría a ayudar, respondió: «No tengo idea; tampoco es que me preocupe o me interese».
La decisión sobre cuándo Obama dejará su papel de titular del ejecutivo para regresar a la campaña está en manos de la Casa Blanca, no del equipo de campaña, dicen sus asesores. Hasta el momento, el círculo cercano del presidente en ambas operaciones parece estar conforme con la posición de Obama al mando.
«El presidente está enfocado exactamente en hacer aquello para lo que fue elegido por el pueblo estadounidense, que es conducir al país en caso de contingencia», dijo la portavoz de campaña Jen Psaki.