El presidente Barack Obama rindió ayer homenaje a las víctimas de la matanza en el Astillero Naval de Washington y exhortó a los estadounidenses a que no cejen en la transformación de las leyes sobre armas, mismas a las que responsabilizó de una epidemia de violencia en el país.

«No existe la fatalidad, sucede por las decisiones que adoptamos o que dejamos de adoptar», manifestó el gobernante.

Al consolar nuevamente a una nación después de la más reciente matanza a tiros de varias personas, Obama pidió que se actúe en torno a las medidas para el control de armas que no fueron aprobadas a principios de año y que no adquirieron impulso después de la tragedia ocurrida la semana pasada en una instalación militar ubicada a sólo unas manzanas del Capitolio.

«No bastan nuestras lágrimas», manifestó Obama ante miles de personas que asistieron al funeral de las víctimas en las Barracas de la Marina. «No bastan nuestras palabras ni nuestras oraciones. Si en verdad queremos rendir homenaje a estos 12 hombres y mujeres (víctimas), si en verdad queremos un país en el que podamos trabajar, ir a la escuela y transitar en las calles libres de la violencia insensata, sin que se pierdan numerosas vidas por la bala de un arma, entonces debemos cambiar», agregó.

Obama dijo que cuando ocurren estas muertes sin sentido en Estados Unidos «todos deberíamos estar consternados, obsesionados. (Estos hechos) deberían propiciar un tipo de transformación».

Sin embargo, dijo Obama, «no pasa nada. Paralela a la angustia de las familias estadounidenses, a la ira acumulada que sentimos muchos de nosotros, a veces temo que hay una resignación progresiva de que estas tragedias son simplemente un tipo de habitualidad, un tipo de nueva normalidad. No podemos aceptar esto. Como estadounidenses a los que envuelve el dolor y el amor, debemos insistir aquí hoy que no es para nada normal que hombres y mujeres inocentes mueran a tiros donde trabajan».

El presidente dijo que ninguna otra nación avanzada soporta el tipo de violencia vista en Estados Unidos que resulta de las armas de fuego, en tanto que atribuyó las matanzas ocurridas en el país a leyes ineficaces «para mantener las armas fuera del alcance de delincuentes y personas peligrosas».

«Lo que es distinto en Estados Unidos es la facilidad de conseguirse un arma», afirmó.