Barack Obama parece satisfecho con victorias a medias en la reforma del sistema de salud y la lucha contra el calentamiento global, pese a haberse comprometido a no ceder en estos dos temas claves de su primer año de presidencia, dijeron expertos.
El Senado parecía el lunes en camino de adoptar antes de Navidad la reforma del sistema de salud, una de las principales medidas del programa electoral del presidente estadounidense.
Pero esta victoria anunciada fue lograda tras largos meses de debates y compromisos, incluso negociaciones con legisladores demócratas inclinados a defender los intereses particulares de sus Estados o a hacer primar sus convicciones morales, como en materia de aborto, antes que la solidaridad partidaria.
La famosa «opción pública», un sistema de seguro de salud administrado por el Estado que habría sido instrumentada en competencia con las aseguradoras privadas, pagó las consecuencias de este proceso, así como la posibilidad de ampliar el seguro de salud de los jubilados a los asalariados que están en el final de su carrera.
Durante su campaña, Obama prometió extender la cobertura de salud a todos sus compatriotas. El texto del Senado, que aún debe ser votado en sesión y luego fusionado con otro ya aprobado por la Cámara de Representantes, dejaría finalmente cinco millones de personas por fuera del sistema.
El presidente celebró el lunes una «gran victoria para los estadounidenses». Antes que él, su sector había asumido que el texto es imperfecto pero subrayó que representa un gran avance en relación a la situación que encontró Obama al llegar a la Casa Blanca, hace 11 meses.
«En política Estados Unidos, con un Congreso independiente (…) no se trata tanto de que el presidente revise sus objetivos a la baja sino que empuje al sistema político lo más lejos posible en la dirección que desea», observó Thomas Mann, experto en ciencia política del instituto Brookings, estimando que por lo tanto no se puede considerar que es una derrota para Obama.
La misma propensión de la administración a ver un vaso mitad lleno en vez de mitad vacío fue observada el viernes en el viaje relámpago de Obama a Copenhague, para la cumbre mundial sobre el clima.
El mismo jueves, el portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs aseguraba que para Obama «volver con un acuerdo desprovisto de sentido sería mucho peor que volver con las manos vacías».
Luego que la cumbre aprobó in extremis un acuerdo no vinculante fuertemente criticado por los ecologistas, Obama calificó el compromiso de «significativo» pero «insuficiente».
«Una de las cosas que sentí claramente en el año que ha pasado es que los temas difíciles (…) requieren ir hacia adelante y optimizar la situación en la que uno se encuentra, y luego partir desde ahí para intentar avanzar», explicó Obama al final de la cumbre.
Este pragmatismo fue palpable también en su discurso al recibir el premio Nobel de la paz, cuando indicó que «a veces la guerra es necesaria», tras enviar 30.000 hombres adicionales a Afganistán.
Falta saber hasta qué medida estos acuerdos afectarán la imagen de Obama. En un sondeo publicado el lunes por CNN, el 48% de los estadounidenses interrogados afirmaron que el presidente había decepcionado sus expectativas, en alza de 20 puntos en relación a mayo.
La mayoría de los electores estadounidenses desaprueba la ambiciosa reforma de la salud que debería ser aprobada por el Senado antes del jueves, según un sondeo publicado este martes, que además muestra a la popularidad del presidente Barack Obama afectada por el tema.
La reforma del sistema de salud, uno de los principales proyectos de la administración Obama, tiene 53% de opiniones desfavorables, según este sondeo de la Universidad de Quinnipiac.
Los electores también desaprueban la manera como Obama lleva a cabo la reforma (56% contra 38%).
En julio, Obama tenía 20 puntos de ventaja frente a los republicanos, en un sondeo que medía a quién los electores le tenían más confianza para tratar el tema de la reforma de la salud. Sin embargo, «este margen se redujo y hoy el porcentaje es de 45% frente a 40%», subrayó Peter Brown, del instituto Quinnipiac.
En la primera votación el lunes, el plan recibió 60 votos de los 100 que son necesarios para ser aprobado por el Senado. La votación debería culminar antes de Nochebuena.
El texto del Senado deberá luego ser reconsiderado junto con el de la Cámara de Representantes antes de ser promulgado por Obama.
El sondeo fue realizado entre el 15 y el 20 de diciembre a 1.616 personas inscriptas en las listas electorales, y tiene un margen de error de 2,4 puntos.