¿Obama no puede ser presidente?


El presidente Barack Obama en el supermercado de Kroger en Bristol, Virginia.

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<p>En Estados Unidos, un núcleo duro de incrédulos, partidarios de extrema derecha o adeptos de las teorí­as conspirativas rechaza que el primer presidente negro, Barack Obama, sea estadounidense de nacimiento y que tenga derecho a estar en la Casa Blanca.</p>
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En las bitácoras, e incluso ante tribunales, los «Birthers» -como se llaman-, se respaldan en la Constitución que estipula que solamente los ciudadanos nacidos en suelo estadounidense pueden ser presidentes.

Pese a las pruebas y a la publicación de un acta de nacimiento del presidente, los rumores no cesan dentro de este cí­rculo constituido por milicias de extrema derecha, movimientos racistas o negacionistas del holocausto judí­o.

«Esta gente es racista o de extrema derecha. No soporta ver a Barack Obama como presidente, sobre todo porque es negro pero también porque es progresista», afirma Mark Potok, del Southern Poverty Center, un organismo que estudia grupos extremistas.

En sitios como WorldNetDaily.com, los «Birthers» llegan todos los dí­as con «nuevas dudas sobre la historia del nacimiento de Obama».

Uno de ellos intentó incluso, en vano, vender en el sitio E-bay un acta de nacimiento del presidente… supuestamente elaborada en Kenya, paí­s en el que sí­ nació su padre.

Ante los tribunales, varias denuncias que argumentan que Obama no nació en Estados unidos fueron rechazadas, mientras que la Suprema Corte simplemente ni consideró el caso.

A principios de semana, las autoridades del estado de Hawai tuvieron que confirmar, por segunda vez desde que asumió la presidencia, que Barack Hussein Obama nació en Honolulu el 4 de agosto de 1961.

La Cámara de Representantes aprobó el lunes un texto que no tiene el valor de ley pero que reafirma simbólicamente, en el 50 aniversario de la llegada de Hawai a la Unión, que el «44 presidente de Estados Unidos nació en Hawai».

«En nuestro paí­s hay una tradición de la teorí­a del complot, es parte de la cultura de la negación. Esta gente tiene miedo de que el gobierno tenga en su núcleo a una élite secreta que, a lo largo de la historia, fue representada por masones, católicos o bancarios judí­os», recuerda Chip Berlet, politólogo en el Political Research Associates (PRA), un centro que estudia los movimientos de extrema derecha.

Berlet subraya que, en su momento, el presidente demócrata Bill Clinton también fue objeto de teorí­as del complot según las cuales buscaba el apoyo de la ONU para confiscar todas las armas en suelo estadounidense.

Con varios cientos de miles de simpatizantes, estas teorí­as no reciben, sin embargo, el respaldo de figuras mediáticas, conductores de programas como el de Lou Dobbs en CNN o Rush Limbagh en las radios.

«Por un lado, tiene esos movimientos racistas blancos, de modesta importancia, pero muy vindicativos, y por otro, tiene esas estrellas de los medios que echan leña al fuego en la televisión nacional», destaca Chip Berlet a la AFP.

«Es una dinámica muy peligrosa», añade, subrayando que desde la elección del primer presidente negro, nueve asesinatos racistas o extremistas ocurrieron en el paí­s.

Según el Southern Poverty Law Center, existí­an 926 grupos racistas en 2008 en Estados Unidos frente a 602 en el año 2000, es decir un aumento de 54%.

«Pienso que es muy significativo y que estas cifras siguen aumentando; el mundo de los racistas blancos fue estimulado por la elección de un negro en la Casa Blanca», según Poto.