Obama, el gran orador


Barack Obama, presidente de Estados Unidos, envió un mensaje a la población por la matanza en Tucson, Arizona. FOTO LA HORA: AP Evan Vucci

En su homenaje a las ví­ctimas de la balacera de Arizona, Barack Obama usó un tono reconfortante, digno de un sermón, en el que evitó abordar temas polémicos, y probablemente haya obtenido los mayores dividendos polí­ticos desde que asumió la presidencia hace dos años.


El discurso fue elogiado incluso por los peores detractores de Obama, los conservadores más radicalizados, quienes usaron palabras como «asombroso» y «notable» para describirlo. Esos elogios se diluirán con el tiempo, pero el discurso podrí­a reforzar la imagen de lí­der de la nación de Obama en momentos en que se dispone a lidiar con un Congreso en el que los republicanos han ganado mucho terreno.

Obama habló con orgullo y cariño sobre las ví­ctimas, que incluyeron seis muertos, entre ellos un juez federal y una niña de nueve años, y 14 heridos en un ataque en el que el blanco principal era la representante nacional Gabrielle Giffords, quien sufrió una herida muy grave al recibir un balazo en la cabeza.

El presidente pronunció su discurso cuatro dí­as después del ataque y en medio de un mar de recriminaciones. Los liberales atribuí­an el ataque al ambiente belicoso que generan algunos conservadores. Los conservadores, por su parte, negaban enfáticamente cualquier responsabilidad, diciendo que la gente está furiosa con Obama.

Los í­ndices de popularidad del mandatario habí­an subido un poco tras la paliza electoral que recibieron los demócratas en noviembre y la tragedia de Arizona podrí­a marcar un giro decisivo para Obama al comenzar la segunda mitad de su mandato.

La realidad actual tiene muchas similitudes con las que enfrentó Bill Clinton tras las derrotas electorales de los demócratas en 1994. Poco después una bomba destruyó un edificio de oficinas del gobierno en Oklahoma City, matando a 168 personas. Clinton fue al lugar y pronunció también un discurso muy conmovedor.

Su popularidad repuntó tras el discurso y Clinton fue reelegido dos años después, tras superar otros escollos.

Por ahora no hay encuestas que indiquen si la popularidad de Obama subió luego del discurso. Pero sí­ se puede decir que Obama se encontraba en una posición levemente mejor que la de Clinton hace 17 años. Sus í­ndices ya estaban repuntando tras una serie de éxitos legislativos a fines del año pasado y algunos acuerdos con los republicanos. La encuesta más reciente de AP-GFK le dio una popularidad del 53%, comparado con el 47% inmediatamente después de las elecciones de noviembre.

El incidente de Tucson conmocionó al paí­s e hizo que los polí­ticos reconsiderasen el tono de algunos de sus pronunciamientos en momentos en que se espera una actitud intransigente de los republicanos ahora que controlan la Cámara de Representantes y que acortaron la desventaja en el Senado. Los republicanos, por ejemplo, postergaron una votación en la cámara baja sobre el plan de salud, un tema altamente polémico.

Las palabras de Obama generaron reacciones inusitadamente elogiosas de la oposición.

Charles Krauthammer, fuerte crí­tico de Obama desde una columna publicada en varios diarios y como analista de Fox News, dijo que el discurso habí­a sido «un ejemplo notable de oratoria y de aptitudes oratorias en lo que respecta al tono y el contenido».

Peggy Noonan, renombrado escritor de discursos de Ronald Reagan, felicitó a Obama por explicar que «este debate en torno al tono de los pronunciamientos de los partidos no fue lo que produjo esta balacera».

Glenn Beck, quien despotrica contra Obama diariamente desde Fox News, opinó que fue «probablemente el mejor discurso que ha pronunciado» el presidente.

Pero no todas las reacciones de los conservadores fueron positivas.

Michelle Malkin afirma en su blog que «los discursos y el liderazgo no son lo mismo».

«Obama pronunció un buen discurso, pero no ofreció liderazgo los tres dí­as previos, cuando el sheriff del Pima County (Clarence) Dupnik, lí­deres demócratas y sectores de la prensa emponzoñaban la arena pública con las mismas arengas virulentas que el presidente condena ahora», expresó Malkin.

«Buen discurso. Demasiado tarde. Terrible el lugar» donde lo pronunció, agregó.

El sheriff Dupnik es la máxima autoridad policial en el condado que rodea Tucson y ha criticado abiertamente el tono de la retórica de la derecha y las leyes de Arizona sobre armas, que, sostuvo, convirtieron a la ciudad en una versión moderna de Tombstone, ciudad de Arizona donde abundaban los pistoleros en la época del Lejano Oeste.

Malkin y otros cuestionaron los atronadores aplausos que recibió Obama durante el discurso. Dicen que fue una falta de respeto hacia las ví­ctimas.

En la Universidad de Denver, el profesor de ciencias polí­ticas Seth Masket dijo que hubiera sido imposible criticar a Obama a la luz de «la calidad de su discurso» y las razones que lo motivaron. Pero Masket dudó que el ambiente de confraternidad dure mucho.

«La economí­a y las guerras (de Irak y Afganistán) pesarán mucho más», manifestó. Añadió que la tragedia de Arizona «es algo pasajero, el tipo de crisis que hace que la gente confí­e en el presidente» durante un breve perí­odo.

JUEZ Intensa seguridad


Al dí­a siguiente del funeral de una niña de 9 años muerta durante el intento de asesinato de una congresista, residentes de Tucson y jueces federales acudieron hoy a la misma iglesia de Tucson para honrar a un magistrado federal que también pereció en el ataque.

El juez John Roll, con casi 40 años de servicio, se habí­a detenido el sábado frente a un supermercado para saludar a la congresista demócrata Gabrielle Giffords cuando ocurrió el ataque. Roll murió de un balazo, al igual que cinco personas más. Trece resultaron heridas, incluida Giffords, que recibió un tiro en la cabeza.

Las medidas de seguridad eran intensas la mañana del viernes. Alguaciles federales establecieron un puesto de control en el funeral, en que examinaron los documentos de identidad de todas las personas que entraban a la playa de estacionamiento de la iglesia. Cuatro autobuses trajeron a decenas de jueces que conocieron a Roll a lo largo de los años.

Entre las personalidades asistentes estarí­an la gobernadora de Arizona Jan Brewer, los senadores John McCain y Jon Kyl y el ex vicepresidente Dan Quayle, dijo Adam Goldberg, vocero del departamento de Bomberos. Quayle entregará una nota escrita por el ex presidente George H.W. Bush, que designó a Roll a la judicatura federal, dijo Goldberg.

Las medidas de seguridad contrastaron con las del funeral del jueves de la más joven de las ví­ctimas, Christina Taylor Green, de 9 años.

Antes de la tragedia del sábado, la mayor parte del paí­s nunca habí­a oí­do hablar de Green, pero Roll, de 63 años, habí­a sido amenazado de muerte, especialmente en relación con el debate causado por las leyes estatales contra los indocumentados tras haber emitido un fallo en un caso hace dos años.