El presidente Barack Obama defiende hoy su reforma del sistema de salud aprobada hace seis meses, en un momento en el que los estadounidenses dudan de los beneficios de una legislación que los republicanos prometen vaciar de contenido si recuperan el poder.
Obama debe concurrir a la casa de una familia de los suburbios de Washington, en momentos en que entrarán en vigor varias disposiciones de esta ambiciosa reestructuración del sistema de salud, promulgada el 23 de marzo último tras interminables discusiones.
En Falls Church (Virginia, este), al oeste de la capital, el presidente tomará a sus conciudadanos como testigos de lo que para él son los progresos de ese plan.
Varias disposiciones de la ley entrarán en vigor el jueves, seis meses después de su promulgación, en particular la prohibición de que los aseguradores privados abandonen a sus clientes cuando se enferman con el pretexto de errores en el formulario de inscripción.
A partir de mañana, las empresas aseguradoras que dominan el mercado de las coberturas médicas tampoco podrán poner un techo a los gastos en que incurra un asegurado, un gran avance, según la Casa Blanca, para pacientes que necesitan tratamientos muy costosos y de larga duración.
La campaña de promoción de Obama, a seis semanas de las elecciones legislativas -que se prevén muy duras para los demócratas-, tiene lugar en momentos en que los estadounidenses dudan de los beneficios de la reforma.
Según un sondeo difundido el 16 de septiembre por el New York Times y CBS, el 49,3% de los interrogados se opone a esta reforma y sólo 37% la aprueba, datos que los republicanos utilizan para denunciar una ley que consideran costosa, liberticida e ineficaz.