Obama reconoció que recibió un duro revés en las elecciones del 2 de noviembre. Sin duda, se puede interpretar como una fuerte crítica al Presidente que la Casa de Representantes pasara a las manos más conservadoras del país. ¿Qué ha fallado en estos casi dos años de gobierno? En breve, la persona que fue elegida por su capacidad de liderazgo no ha sabido ejercer éste en la práctica. En vez de forzar a los Republicanos a seguir sus políticas, favoreciéndolo el voto popular y las dos cámaras del Congreso, trató, en vano, de conseguir apoyo para sus iniciativas del partido opositor. Generó así la imagen de condescendencia hacia las posiciones más reaccionarias y de abandono de las banderas progresistas de su campaña.
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En el primer año de gobierno, se generó la expectativa de que luego de salvar, temporalmente, la tremenda crisis financiera causada por la Administración Bush y de reformar el plan de salud, aunque de manera insatisfactoria por las concesiones al Partido Republicano, los Demócratas se lanzarían a la reforma migratoria justa y humana. Pero los Demócratas ni siquiera llegaron a circular una propuesta formal de reforma, temiendo que eso afectaría sus posibilidades en las elecciones. El temor los llevó a la incertidumbre y ésta a la vulnerabilidad política. Algo parecido ocurrió con el TPS para Guatemala. Con sobrados motivos para otorgarlo, por las calamidades en el país, las autoridades y diplomáticos estadounidenses dieron vida a la esperanza de que esta vez sí se obtendría la protección temporal para más de medio millón de guatemaltecos y guatemaltecas. El presidente Colom presentó la solicitud el 4 de junio y diversas organizaciones de migrantes y de la sociedad civil se dieron a la tarea de generar apoyo a la misma. Poco después, no obstante, el titubeo de los Demócratas en asuntos migratorios llegó al punto de la inacción. Obama no se atrevió a conceder el TPS antes de las elecciones, temiendo el manejo propagandístico en contra de los Republicanos.
Vemos que el «apaciguamiento» Demócrata no evitó la derrota electoral; quizás, más bien, la estimuló. Entendemos que, como consecuencia inmediata del nuevo orden, Obama debe ahora negociar con los Republicanos, como se apresta a hacer. Creemos, sin embargo, que eso es solamente para fines legislativos y en asuntos que requieren del apoyo de ambos partidos. En materia del Ejecutivo, por el contrario, Obama debe reafirmar su condición de electo por el pueblo estadounidense para tomar las mejores decisiones posibles hasta el último minuto de su mandato. Consideramos así que, para reafirmar su liderazgo, el presidente Obama puede y hasta debe conceder una medida humanitaria tan importante como es el TPS para las y los guatemaltecos antes de que tome posesión el nuevo Congreso. No podría haber mejor fecha para ello que el próximo «Día de Acción de Gracias», que celebra la solidaridad de los indígenas estadounidenses con los primeros inmigrantes europeos, a quienes no se les pidió papeles, permisos, cuentas de bancos, color de piel, idioma, religión o requisito alguno para admitirlos en ese territorio y permitirles sobrevivir y trabajar. Ojalá que el gobierno de Obama dé motivos a Guatemala para también sumar nuestra «Acción de Gracias» en esa festividad.