Dentro de las historias bíblicas encontramos a Moisés que interpretó el sueño del faraón, de las siete vacas gordas y de las siete vacas flacas. En Guatemala no hemos tenido la suerte que exista un Presidente que encuentre y nombre a un Moisés.
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En los ciclos económicos, hay épocas en que el país, el sector productivo y el gobierno de turno tienen vacas gordas o vacas flacas.
El café, el azúcar, el banano y el envío de remesas familiares produjeron vacas gordas que no fueron aprovechadas social y económicamente por el gobierno anterior, aunque sí lo fueron por quienes recibieron el producto de las exportaciones y quienes vendían bienes y servicios con sustanciales márgenes a los que recibían las remesas de los chapines en el exterior.
Este gobierno tendrá las vacas flacas producto de la inflación y depresión externa e interna, aún cuando algunos precios de los productos de exportación y parte del mantenimiento de las remesas harán que sea menos grave la situación económica nacional.
En el país no se está pensando en recurrir a medidas como en Argentina donde se establecieron impuestos a la exportación, sí debería requerirse «por la razón o por la fuerza» a quienes tienen la suerte de que se concentre en ellos la riqueza, que de forma responsable y solidaria aumenten salarios, prestaciones y paguen proporcionalmente a sus ingresos los impuestos directos, no debe continuarse dependiendo de impuestos indirectos como el IVA que paga el consumidor (los pobres y la clase media), no debe gravarse principalmente el consumo sino las rentas y dividendos.
Es mejor compartir que llegar a un estallido social, evitar que la pobreza y la extrema pobreza obliguen a que se produzca una situación como la de Haití. El país se acerca al precipicio, la única manera de alejarlo es contribuyendo urgente y expeditamente a detener y rebajar el costo de la canasta básica alimenticia, no ignorando la realidad
El Presidente, Vicepresidente, Gabinete y el Congreso de la República se encuentran entre la espada y la pared. La espada es el alto costo e incremento de la canasta básica, la falta de ingresos suficientes en dos terceras partes de la población; la pared no son los pequeños y medianos empresarios, es el reducido grupo que integra la supercúpula económica que le cuesta comprender, aceptar que la política más adecuada para combatir el subdesarrollo, la inseguridad y cualquier acción extrema es compartir, dar, sembrar como lo hiciera en la época de la gran depresión Franklin Delano Roosevelt.
De qué puede servirles acumular recursos, construir versallescas mansiones y después ver que se produzca un estallido como la Revolución Francesa y parar con la cabeza debajo de la guillotina.
A los gobiernos los radicaliza la intransigencia. América Latina poco a poco ha ido terminando con los gobiernos liberales o de derecha. Actualmente existen gobiernos de izquierda legítimamente electos en Chile que tiene el mejor salario promedio de América Latina, Argentina, Brasil, Ecuador, Uruguay, Bolivia, Venezuela y Nicaragua a los que se agregó Paraguay.
El gobierno actual está en el filo de la crisis, ante el precipicio, nadie más que la cúpula económica puede orillarlo o inclinarlo en cualquier sentido. Hay que decidir o soplan o sorben.