El 20 de agosto, parte de la Prensa escrita nacional dio a conocer dos noticias. Una de ellas indica que el vicepresidente de Panamá, Juan Carlos Varela presentó la carta de solicitud de retiro de ese país del Parlamento Centroamericano. La segunda noticia publicada en el mismo medio dice en su título: «Panamá busca unirse a negociaciones con la UE» (Unión Europea)
jfrlguate@yahoo.com
¿Cuál es la posición de nuestros hermanos panameños, especialmente cuál es la posición de su nuevo gobierno? Desea ser parte de Centroamérica, de sus instituciones o pretende mamar y beber leche.
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La integración es un concepto que cada vez se hace más necesario. Los países europeos cada día más se integran, el Cono Sur va en un proceso similar y los Tratados de Libre Comercio de los cuales por cierto Panamá y Guatemala acaban de suscribir uno, como también Panamá lo ha hecho con la mayoría de países que integran Centroamérica, evidencian que ellos comprenden y reconocen que geográfica, social, económica y políticamente necesitan ser parte de Centroamérica e integrarse a nuestra región.
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La integración es un todo y si bien existe el ejemplo de Costa Rica que astutamente logró -en el pasado- integrarse en ciertas cosas y no hacerlo en otras, a Panamá hoy no puede aceptársele o permitírsele que sea en su proceder otra Costa Rica.
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Como países, como personas debemos respetar lo que el pueblo de Panamá y su gobierno decidan, si su decisión es el de renunciar a ser parte del Parlamento Centroamericano todo lo que se le debe pedir es que cumpla con los procedimientos que implica la renuncia a dicho Tratado, incluyendo las normas internacionales de la Convención de Viena.
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Sin embargo, de la misma manera que el nuevo gobierno panameño puede legítimamente tomar esa decisión, aunque la razón sea de política interna, porque el grupo de partidos de gobierno se sienten mal porque el Tribunal Supremo Electoral de Panamá no les permitió la inscripción de sus candidatos a diputados del Parlacen, porque no supieron cumplir con sus normas electorales, los países que integran el Parlamento Centroamericano, como seguramente lo hará la Unión Europea, no deben consentir que Panamá sea parte de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana, SIECA, y tampoco pueda ser parte del grupo de países que como región está negociando el tratado con la Unión Europea.
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No puede ignorarse que la Unión Europea y su parlamento han sido contundentes en decir que no aceptarán negociar de forma individual con los países del área, que la negociación, normas y reglas serán iguales para todos.
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Pretender afirmar, como dice el artículo que lo hizo el ministro de Comercio de Panamá, que la decisión en las negociaciones no es potestad de los países de la región sino exclusivamente de la Unión Europea, evidencia un equivocado conocimiento. Las reuniones de negociación es entre dos partes: los países de la región centroamericana y los países que integran la Unión Europea.
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Esperemos que el pueblo y el gobierno de Panamá se tranquilicen y que el tiempo les permita comprender que los incidentes que en este momento irritan al gobierno recién estrenado deben de superarse, que la integración es un proceso en el que entre más rápido se progresa más beneficia a todos sus integrantes. En la época moderna no se puede vivir de espaldas al conjunto de naciones.