O nos ponemos pilas, o esto va a tronar


En pocas palabras, o asumimos la responsabilidad de exigir nuestros derechos; de la correcta aplicación de la justicia, del encarcelamiento de los funcionarios ladrones y de los empresarios depredadores del sistema natural (minas, bosques, rí­os) o la población se va a quedar sin nada de nada para la satisfacción de sus necesidades.

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

Lo anterior viene a que, como población, los guatemaltecos hemos tenido una conducta de marasmo, de lentitud, de valever…, de indolencia, cobardí­a, miedo, aprensión y desconfianza ante los diferentes actos y hechos que se suscitan en nuestra vida diaria.

So pretexto de ser educados, correctos, decentes, respetuosos, corteses, atentos, amables y afectuosos, hemos perdido parte de nuestra dignidad social al tolerar actos que contravienen la decencia, afectan el erario nacional, desprestigian nuestra calidad humana y nos presentan ante la sociedad mundial como un pueblo sin interés por sí­ mismo con el único afán de trabajar o conseguir el pan nuestro de cada dí­a.

Esas conductas ejecutadas por los malditos polí­ticos, los no menos despreciables y tenebrosos hijos de «empresarios» de toda calaña, han producido un efecto castrador en la población; la polí­tica de represión económica a la clase trabajadora, la explotación en el trabajo así­ como la continua acción delictiva, inmoral, abusiva y depredadora de los funcionarios públicos en las instituciones del Estado, han modificado el pensamiento social respecto de la lucha por la conquista o reivindicación de sus derechos.

«No te metas a clavos» es la recomendación popular para no involucrarse en movimientos reivindicativos, pues subyace en el colectivo la forma bestial y/o brutal en que fuimos reprimidos por los gobiernos de turno durante los últimos cuarenta años; aparte de ello, la putrefacción que existe en muchas organizaciones sindicales cuyos dirigentes encaminan sus acciones para conseguir sus intereses personales, no permite tener la confianza suficiente para integrar los colectivos sociales.

Lo anterior, beneficia de forma directa a los dos sectores responsables de la situación social en que vivimos; el gobierno y la iniciativa privada; pues la indolencia social les permite seguir robando, explotando por todos los medios a la población guatemalteca. Para ejemplificar lo antes dicho, basta con leer los periódicos de los últimos seis meses, ver en la SAT la recaudación tributaria de los «empresarios» y enterarnos dí­a a dí­a del mal manejo de los fondos públicos.

Escribir algo positivo por ahora, no es posible, cómo hacerlo si Guatemala es el paí­s donde a uno le huevean todo en todos lados, DEBEMOS PROTESTAR, DEBEMOS UNIRNOS PARA EXIGIR LA RENDICION DE CUENTAS, QUE EL CONGRESO PROMUEVA EL DELITO DE ENRIQUECIMIENTO ILíCITO. Vaya pues, siquiera eso.