Nunca hubo una alerta nacional


Revisando esta mañana todos los comunicados que envió Conred por correo electrónico a lo largo de la jornada del sábado, cuando se convirtió en tormenta tropical la depresión que se formó dí­as antes en el océano Pací­fico, veo que nunca hubo una instrucción precisa para que la gente que vive en lugares de riesgo fuera evacuada ni, mucho menos, un llamado a la población dirigido por medio de un sistema nacional de información que advirtiera de los graví­simos riesgos que se cerní­an sobre el paí­s.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Me llamó la atención la conferencia de prensa del Presidente a eso de las once de la mañana del sábado, cuando dedicó buena parte del tiempo a hablar del Pacaya, del aeropuerto y las medidas que sobre esa emergencia estaban tomando, sin darle a la tormenta la importancia debida. Por supuesto que la obligación era de las autoridades del Insivumeh y de Conred de advertir que lo que se vení­a era potencialmente peor que el Mitch y el Stan y en consecuencia alertar a la población, pero ni en esas entidades ni en el Gobierno se preocuparon por generar un sistema de alerta nacional. El sábado por la tarde, mucha gente veí­a lo que estaba pasando literalmente como quien ve llover. No habí­a sensación de urgencia porque las autoridades no hicieron absolutamente nada por indicarle a los habitantes de los numerosos lugares de alto riesgo que tení­an que abandonar las laderas y refugiarse en albergues, no digamos a los que han construido en antiguos cauces de rí­os y que se dieron cuenta de la crecida de las aguas en la noche, cuando se habí­a ido la luz y no tení­an a donde ir. Posiblemente no se hubiera logrado reducir la cantidad de muertos o alguien hubiera salvado la vida si el Gobierno les avisa con realismo sobre la posible dimensión de la tormenta que se habí­a formado y que tomó el curso directamente hacia el territorio nacional. Pero no hubo ese sistema nacional de información que, como ocurre en otros paí­ses, hiciera uso de todos los medios para repetir cada cinco minutos instrucciones a la población sobre medidas que tení­an que tomarse frente a la posibilidad de un desastre. En los comunicados de Conred en la mañana del sábado se advertí­a de la posibilidad de lluvias de moderadas a fuertes, pero no se le dijo a la gente que lo que estaba entrando al paí­s era una tormenta potencialmente mortal. Esa misma mañana, en La Hora consultamos la página de The Weather Channel y pudimos ver que allí­ se decí­a que la tormenta Agatha podí­a provocar deslaves e inundaciones mortales en Guatemala, pero las autoridades nacionales seguí­an trabadas con el tema del Pacaya y no atinaron a salir de esa cantaleta. Quienes hemos vivido en otros lugares situaciones parecidas frente a tormentas, sabemos cómo reaccionan las autoridades y los avisos que formulan insistentemente a la población. En Guatemala no se le dijo a la gente que habí­a una tormenta que podí­a tener consecuencias mortales ni, mucho menos, se ordenaron evacuaciones. Se supone que el paí­s tiene un mapa de los lugares más vulnerables, o al menos así­ lo dijeron en alguna ocasión las autoridades, pero a esos sitios no llegó nadie a hablarle a los pobladores para invitarlos, no digamos forzarlos, a evacuar. A ver si aprendemos con esta nueva tragedia. Hasta el inepto de Bush mandó al chorizo al incapaz que tení­a al frente del equivalente de Conred en Estados Unidos cuando Katrina, pero aquí­ mico con mico se dan la cola y los ineptos se aplauden unos a otros por lo «bien que manejaron la crisis».