Podría haber tenido la columna vertebral torcida, pero el rey Ricardo III de Inglaterra no era un jorobado, según un nuevo análisis del esqueleto de este monarca medieval.
Después que los huesos del rey del siglo XV fueron descubiertos en 2012 debajo de un estacionamiento en el centro de Inglaterra, los científicos sometieron a estudios radiológicos los huesos de la espalda y crearon réplicas de cada hueso para reconstruir la columna vertebral. Los investigadores dijeron que aunque el rey sufría de escoliosis aguda, estaba lejos de ser el «sapo jorobado» que cojeaba y tenía un brazo marchito descrito en la obra teatral de William Shakespeare.
«Ricardo tenía la columna vertebral debilitada, pero no le habría sobresalido en forma tan obvia», dijo Piers Mitchell, de la Universidad de Cambridge, uno de los autores del estudio. Indicó que era técnicamente impreciso describir a Ricardo III como jorobado porque su columna vertebral estaba doblada hacia un lado, en lugar de hacia adelante.
«A menos que uno estuviera muy cerca, es poco probable que se le hubiera notado», agregó Mitchell, quien agregó que la cabeza y el cuello del rey estaban rectos, pero el hombro derecho estaba más alto que el izquierdo y el torso era relativamente corto en comparación con las extremidades.
«Con hombreras o si se ajustaban los pantalones, un buen sastre podría haber ocultado la espalda torcida de Ricardo», señaló el investigador.
Al analizar los restos del rey, Mitchell y sus colegas también encontraron que la escoliosis se le desarrolló durante la adolescencia y que como resultado tenía una estatura unos pocos centímetros menos que si no hubiera padecido del problema.
Ricardo III falleció en 1485, el último rey inglés en morir en un campo de batalla. El nuevo estudio fue publicado ayer en portal de internet de la revista Lancet.
Algunos historiadores dicen que el hallazgo confirma las versiones contemporáneas que sugieren que Ricardo III sólo tenía una ligera deformidad.
«Hay algunas personas que se referían a la ‘espalda torcida’ de Ricardo, pero otras son lo suficientemente corteses como para no hablar de eso», dijo Steven Gunn, profesor adjunto de Historia de la Universidad de Oxford, que no participó en el nuevo estudio.
Los entusiastas del monarca esperan que la nueva investigación haga que mucha gente reconsidere su opinión en torno al muy difamado rey. Algunos creen que Ricardo III mandó asesinar a sus dos jóvenes sobrinos con el fin de mantenerse a salvo en el trono. Pero los simpatizantes del monarca dicen que su reputación fue opacada por la dinastía rival de los Tudor. Los retratos pintados en vida del rey fueron modificados posteriormente con el fin de incluirle un hombro deformado.
«Simplemente no hay ninguna evidencia de que Ricardo era el villano que se ha dicho que fue», agregó Phil Stone, presidente de la Sociedad Ricardo III. «Tenía la espalda afectada, pero ¿y qué? Eso no significa que era un monstruo».
Piers Mitchell, Universidad de Cambridge