El pánico y la especulación de precios estallaron en el norte chileno después de que un segundo terremoto azotara hoy la zona, obligando incluso a evacuar de su hotel a la presidenta Michelle Bachelet, de gira por Arica.
La crisis, ocurrida en la frontera con el Perú, hizo que se multiplicaran los precios de los productos esenciales, como el pan, que se vende a seis dólares el kilo (4,3 euros).
«Nos parece intolerable», reclamó incluso el fiscal regional de la desértica región de Tarapacá, Manuel Guerra, quien ordenó a la policía detener a todo el que especule, confiscando sus mercaderías.
Miles de personas, con problemas aún de acceso al agua potable y la electricidad en las urbes de Arica e Iquique, denunciaron que un bidón de agua se está comerciando a 200 dólares.
Las autoridades, que pidieron a las fuerzas armadas controlar la seguridad y evitar saqueos, intentan además mantener la calma en la zona, que esta madrugada sufrió un nuevo terremoto de magnitud 7,6 en la escala de Richter, según las últimas estimaciones.
La propia presidenta Bachelet, que durante el segundo terremoto debió abandonar su hotel ante la alerta de tsunami, permanece en Arica coordinando los comités de emergencia.
Los ministerios de Salud y Obras Públicas, por su parte, trabajan para restablecer plenamente los servicios sanitarios y la conectividad terrestre en Arica e Iquique, las urbes más golpeadas.
El ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, de hecho garantizó la pronta restitución de los caminos y aseguró que fue restablecida la conectividad terrestre con Iquique, la ciudad más golpeada por los movimientos telúricos.
La situación, que pareció normalizarse tras el primer terremoto del martes, que alcanzó una magnitud de 8,2 en la escala de Richter, no avizora hoy una salida pronta ante el pronóstico de nuevos sismos.
«Hay unas diez réplicas cada hora», alertó sin embargo el director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos.
El organismo además no descartó que movimientos telúricos de gran magnitud, como el primer terremoto, puedan ocurrir en la zona sur del Perú.
La crisis, que obligó a evacuar a casi un millón de personas dos veces en menos de 48 horas desde las zonas costeras antes las alertas de tsunami, comenzó el martes cuando un terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter sacudió el país.
Pese a los temores iniciales, los grandes yacimientos mineros y los telescopios gigantes del Observatorio Europeo Austral continuaron operando sin novedades.