Nuevo salario mí­nimo: decisión tomada sin consenso


Mucha genteha criticado el incumplimiento de la palabra empeñada por el presidente Colom de utilizar la inteligencia para combatir eficazmente la delincuencia en Guatemala. Pero creo que a través del tiempo ha quedado suficientemente demostrado que los equivocados fueron quienes votaron por él, al no haber evaluado el tamaño de esa inteligencia prometida, dimensión también comprobada cuando aseguró que los mensajes recientemente enviados por la ví­a electrónica no provení­an de Los Zetas, porque se habí­a descubierto que fueron enviados desde la zona 9 de la ciudad capital. ¿Todaví­a no están enterados que los delincuentes, de la calaña que sean, andan metidos por todas partes, como que de una computadora portátil lo mismo puede enviarse un correo desde Tikal o del Parque Central?

Francisco Cáceres Barrios

Hablando sobre el mismo tema de la inteligencia, es oportuno comentar la respuesta que diera el Presidente a reporteros de prensa, cuando le preguntaron que si la decisión de aumentar considerablemente el salario mí­nimo la habí­a conversado con el sector empresarial, puesto que seguramente dicho incremento crearí­a un serio conflicto, habiendo respondido enfáticamente que se trataba de una «decisión de Estado» y que aquí­, «el Presidente es quien decide y nadie más». ¿No pudo percatarse el primer mandatario de que al decir eso, estaba repitiendo la expresión del «Estado soy yo», acreditada a Luis XIV, evidenciando con ello un recalcitrante absolutismo polí­tico, totalmente contrario a la democracia, sistema en que debe predominar el análisis, el diálogo, la discusión y sobre todo, los consensos logrados entre las partes afectadas o interesadas?

Es muy triste comprobar que no ha quedado en el pasado el cacicazgo en nuestro paí­s, como tampoco podrí­amos suponer haber superado aquello de detentar el poder a fuerza de redes politiqueras clientelares. Ahora, no me cabe ninguna duda que a propósito no se quiso propiciar el consenso en algo tan importante, por cuanto nuestro Presidente prefirió satisfacer un interés particular, apoyando a su esposa en su lucha por alcanzar la primera magistratura. ¿Alguien podrá dudar de tan clara evidencia?, ¿no ha quedado sobradamente demostrado que las remuneraciones salariales de los trabajadores en cualquier paí­s, especialmente a un paso de iniciarse un proceso electoral, revisten especial relevancia, cosa que aquí­ y en todas partes siempre ha sido lo mismo?

La decisión sin consenso tomada por el primer mandatario traerá serias consecuencias para todos por haber querido nadar contra la corriente al buscar una elección a todas luces ilegal, utilizando la vieja costumbre de comprar votos a través de los fondos públicos, olvidándose que cuando se toman decisiones a través de lograr consensos no sólo significa un acuerdo obtenido por la mayorí­a participante, lo que automáticamente da el respaldo debido, como que también se logran o al menos se atenúan, las objeciones que una minorí­a pueda tener sobre la misma. ¡Qué lástima no aprender de la experiencia!