Nuevo frente de la guerra antitalibán


Un soldado de Estados Unidos llega al lugar de la explosión en Kandahar, Afganistán. FOTO LA HORA: AFP Shoaib SAFI

Al menos dos civiles murieron el lunes por dos bombas dirigidas contra un convoy de la policí­a de la ciudad de Kandahar, sur de Afganistán, feudo talibán contra el cual las fuerzas internacionales preparan una vasta ofensiva.


Las bombas de fabricación casera, un tipo de artefacto muy utilizado por los talibanes, fueron activadas con un intervalo de un minuto al paso de un convoy policial, declaró Fazil Ahmad Sherzad, adjunto del jefe provincial de la policí­a de Kandahar.

Sherzad asegura que él era el objetivo del ataque, aunque no estuviera en el convoy en aquel momento. Según la policí­a dos civiles perdieron la vida en el atentado.

«Yo era el objetivo, tomo todos los dí­as ese camino para ir y para volver del trabajo», dijo Sherzad

Unas dos horas después se produjo una tercera explosión, sin causar heridos, afirmó.

Kandahar, considerado un campo de batalla clave para acabar con una insurgencia activa desde hace casi nueve años, sufre un incremento de violencia talibán desde hace unos meses, entre atentados con bombas caseras, asesinatos y ataques suicidas.

Estados Unidos y las tropas de OTAN centran cada vez más sus operaciones en los alrededores de la ciudad de Kandahar y en la provincia del mismo nombre, de la que es capital.

Se cree que las células talibanes controlan buena parte de esta ciudad de un millón de habitantes.

Estados Unidos es el paí­s con más hombres en Afganistán, donde los 126.000 efectivos de las fuerzas extranjeras pasarán a 150.000 de aquí­ a agosto.

Miles de refuerzos que se dirigen hacia Kandahar. Los estrategas militares afirman que las operaciones contra los talibanes en la provincia ya han comenzado y aumentarán en los próximos meses con el despliegue de más tropas y la aplicación de tácticas contra la insurrección.

Aunque los talibanes suelen usar bombas rudimentarias, a menudo enterradas o detonadas a distancia, está subiendo el número de atentados suicidas y asesinatos a medida que las fuerzas internacionales lideradas por Estados Unidos se centran en Kandahar.

El alcalde adjunto de la ciudad, Azizula Yarmal, fue asesinado la semana pasada a quemarropa cuando oraba en la mezquita local, declaró el portavoz del gobernador de Kandahar Zalami Ayobi.

Un pistolero vació el cargador de un rifle automático en la cabeza de Yarmal antes de darse a la fuga, explicó.

La muerte de Yarmal – y sobre toda la brutalidad con la que lo mataron- marcó una escalada en las tácticas de los talibanes en Kandahar, considerada su hogar espiritual y fue la capital de su régimen entre 1996 y 2001, cuando una fuerza internacional encabezada por Washington los derrocó.

En los últimos meses, los insurgentes arremetieron contra funcionarios del gobierno provincial y contra todos aquellos que consideran cercanos al gobierno afgano apoyado por los occidentales, con mayor o menor éxito.

La ví­spera del asesinato de Yamal, tres sobrinos de un responsable pro gubernamental que dirigió la última campaña electoral del actual presidente Hamid Karzai murieron al estallar la carreta de asno con la que jugaban.

El funcionario, Fazluddin Agha, está convencido de que el blanco era él.

Estados Unidos es el paí­s con más hombres en Afganistán, donde los 126.000 efectivos de las fuerzas extranjeras pasarán a 150.000 de aquí­ a agosto.