Un kamikaze hizo estallar su carga explosiva cerca del cuartel general del ejército del presidente paquistaní Pervez Musharraf, en la ciudad guarnición de Rawalpindi, el martes, matando a seis personas, según fuentes oficiales. El ataque ocurrió mientras Musharraf se reunía en un lugar cercano con responsables gubernamentales para discutir temas de seguridad tras varios ataques recientes en la región, incluido un fallido intento de asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto, según la prensa local.
«Fue un ataque suicida. Esta zona es sensible, no sabemos exactamente cuál era el objetivo. Murieron cinco personas», dijo a la AFP el ministro de Ferrocarriles, Sheikh Rashid, un cercano colaborador de Musharraf.
La explosión ocurrió a 1 km del cuartel general del ejército paquistaní en la ciudad, donde tenía lugar la reunión de Musharraf, afirmaron algunos testigos.
El agente policial de Rawalpindi, Saud Aziz, declaró a la prensa que el kamikaze mató a tres policías y tres civiles al hacer estallar la carga explosiva que llevaba en un puesto de control.
La explosión también causó heridas a al menos once personas, añadió Aziz.
«Quiso pasar nuestro cordón de seguridad pero logramos detenerle. Estábamos en alerta y así seguiremos», agregó el agente.
Tras la explosión, las fuerzas de seguridad acordonaron inmediatamente la zona de la explosión y prohibieron el acceso a la prensa.
Otro policía, Mohammad Tahir, explicó que el kamikaze iba caminando y que fue detenido por la policía en un puesto de control de la ciudad. «Entonces detonó sus explosivos, que desgarraron su cuerpo», contó.
El ministerio del Interior, por su parte, negó que el kamikaze hubiese querido atacar al ejército.
«Parece haber sido un ataque contra la policía», dijo a la AFP el portavoz ministerial Javed Cheema, quien por su parte sólo reconoció un balance de cinco muertos.
El ministro de los Ferrocarriles, mientras tanto, aseguró que se dispone de informes según los cuales tres presuntos kamikazes lograron entrar en Rawalpindi y en la cercana Islamabad en los últimos días.
El general Musharraf, aliado clave de Estados Unidos, ha escapado a al menos tres intentos de asesinato perpetrados por islamistas. El más reciente ocurrió en julio, cuando su avión se incendió cuando despegaba de Rawalpindi.
También ha sobrevivido a dos atentados con bomba, también ocurridos en Rawalpindi, en diciembre de 2003.
En esa localidad, dos kamikazes se volaron el 4 de septiembre matando a 25 personas, la mayoría oficiales de los servicios secretos que iban a su trabajo en un autobús.
El 18 de octubre, dos atentados suicidas mataron a 139 personas en la sureña ciudad de Karachi durante la manifestación ofrecida a Bhutto con motivo de su vuelta al país, pocas horas antes, tras ocho años en el exilio.
Los responsables paquistaníes involucrados a la red terrorista Al Qaida en el atentado de Karachi, si bien Bhutto denunció la presunta participación de sectores desviados de los servicios secretos gubernamentales.
Pakistán ha sufrido numerosos ataques y atentados desde que el ejército expulsó a los islamistas atrincherados en la Mezquita Roja de Islamabad, en julio.
Esta oleada de violencia ha incrementado la presión sobre Musharraf, que actualmente se enfrenta a una grave crisis política antes de las elecciones generales de mediados de enero.
Las fuerzas gubernamentales mantienen, además, un tenso alto el fuego con las fuerzas pro-talibanes del Valle de Swat, en el noroeste del país, cerca de la frontera con Afganistán.