Los rebeldes que luchan contra las fuerzas de Estados Unidos comienzan a aplicar nuevas tácticas que complican la acción de los militares, como el ataque contra helicópteros y el uso de camiones cisterna cargados de gases tóxicos.
El ejército de Estados Unidos, que destacó la eficacia del plan de seguridad para Bagdad, anunció la muerte de «tres terroristas» y la captura de otros once sospechosos en la región de Taji, en la periferia norte de Bagdad y de Samarra, 125 km al norte de la capital.
Durante la pasada noche, cinco presuntos miembros del ejército de Mahdi, la milicia del jefe chiita radical Moqtada Sadr, fueron detenidos. Estos hombres son sospechosos de secuestros y asesinatos, según el ejército estadounidense.
Las autoridades iraquíes y el ejército estadounidense han informado acerca de decenas de detenciones similares desde el lanzamiento oficial del plan de seguridad en Bagdad el 14 de febrero.
El general William Caldwell, portavoz del ejército estadounidense, aseguró que las múltiples operaciones represivas llevadas a cabo en el marco de este plan han arrojado sus frutos.
«Los incidentes sectarios han bajado notablemente, así como las ejecuciones extra-judiciales», declaró ayer Caldwell.
Los rebeldes parecen buscar contrarrestar estas operaciones represivas concentrando sus ataques fuera de Bagdad, sobre todo al norte de la ciudad, y empleando nuevas tácticas, como los ataques a helicópteros y la utilización de camiones bomba que transportan igualmente gases tóxicos.
El ejército estadounidense anunció que uno de sus helicópteros Blackhawk «parecía haber sido derribado», sin dejar víctimas, «por disparos de armas ligeras y cohetes» en el norte de Bagdad, con lo que llegó a ocho el número de helicópteros perdidos desde el 20 de enero, seis de ellos derribados por disparos.
Según fuentes de seguridad iraquíes, el helicóptero cayó unos treinta kilómetros al norte de Bagdad en una región donde se han multiplicado los enfrentamientos en los últimos días.
El martes el ejército estadounidense había reportado «un ataque coordinado», en esa región de rebeldes, contra uno de sus puestos avanzados en Tarmiyah en el que murieron dos de sus soldados y otros 17 quedaron heridos.
El mismo día, al menos seis personas perecieron y otras 105 quedaron heridas o intoxicadas en un atentado que se llevó a cabo con un camión bomba que contenía cloro en Taji (20 km al norte de Bagdad).
Este atentado, seguido de otro ataque similiar un día después en el oeste de Bagdad (dos muertos) podría formar parte, según los especialistas, de una nueva estrategia.
Entre los heridos, al menos siete sucumbieron tras la inhalación de ese gas, se supo hoy de fuentes médicas en el hospital de Kadimiyah, uno de los más grandes de Bagdad, donde fueron atendidas 90 personas.
«Es la primera vez que asistimos a este tipo de envenenamiento», declaró el director del hospital, Qais Abdoulwahab.
«La explosión provoca una especie de llovizna que se propaga y afecta el sistema respiratorio, provocando dificultades para respirar y una toz aguda», explicó, precisando que se llevaban a cabo análisis actualmente para determinar la presencia del cloro.
El teniente coronel Christopher Garver, otro portavoz del ejército estadounidense, dijo que la técnica de la bombona de gas no era nueva y se podría desarrollar por un efecto de emulación entre los terroristas.
Una marcha organizada hoy en Sydney contra la visita del vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, terminó en enfrentamientos entre la policía y los manifestantes.
Los disturbios estallaron cuando la policía intentó impedir que unos 200 manifestantes se acercaran al consulado estadounidense.
Finalmente pudieron acercarse a ese edificio, donde corearon eslóganes contra las tropas de la fuerza multinacional en Irak y reclamaron la liberación de David Hicks, un australiano detenido desde hace más de cinco años en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba).
Según las encuestas, una mayoría de australianos son favorables al regreso de sus soldados desplegados en Irak. Unos 1.400 militares australianos participan en las operaciones en suelo iraquí y unos 30 instructores militares están formando al ejército de ese país del Golfo.
Cheney inició el martes un viaje a Japón. Este jueves hizo una breve escala en la isla estadounidense de Guam, en el océano Pacífico, y a última hora del día está prevista su llegada a Australia.
En Sydney será recibido el sábado por el primer ministro, el conservador John Howard, aliado de Estados Unidos, que confirmó que su país no reducirá su contingente en Irak, contrariamente al Reino Unido.
«Los estadounidenses no apoyan y no apoyarán una política de retirada», aseguró por su parte Cheney ante las tropas de la base aérea estadounidense en la isla de Guam.