Para vencer el paludismo, que mata anualmente a un millón de personas en el mundo, los científicos buscan atacar los puntos débiles del parásito o de los mosquitos que lo transportan, nuevas técnicas para combatir la enfermad que aparecen publicadas antes de la «cumbre» al respecto que se iniciará mañana en la Casa Blanca.
Los expertos barajan diversas hipótesis para poner freno a la proliferación de la enfermedad: impedir que los mosquitos se sientan atraídos por el olor del hombre o el gas carbónico que desprende, descifrar el genoma del parásito Plasmodium falciparum (responsable de la variante más virulenta de paludismo), y profundizar en la interacción entre paludismo y sida.
Los mosquitos hembra que transmiten el parásito se sienten atraídas por el C02 que espira el hombre, según un estudio publicado el miércoles por la revista científica británica Nature.
Para detectar el dióxido de carbono los mosquitos deben disponer en sus neuronas olfativas de dos receptores. Si falta uno de ellos, estos insectos pierden la sensibilidad, y no pueden picar al hombre y transmitirle la enfermedad.
En consecuencia, algunos investigadores abogan por crear nuevos repelentes antimosquitos.
Otros científicos se centraron en el estudio del genoma de diferentes muestras del parásito Plasmodium falciparum, con el objetivo de crear medicamentos o vacunas, según tres estudios publicados por la revista Nature Genetics.
El ADN del parásito muestra una gran complejidad. Más de 3.500 genes que representan el 19% del genoma del parásito fueron secuenciados por los expertos, lo que permite encontrar nuevas líneas de investigación para crear una vacuna.
Otros científicos abogan por recurrir a la previsión climática para prevenir las picaduras.
En Botswana ya existe un sistema de detección rápido de la epidemia temporal.
Dos niños mueren cada minuto víctimas del paludismo en el continente africano, donde el sida causa anualmente más de dos millones de muertos.
Un estudio norteamericano publicado recientemente por la revista Science indica que las dos enfermedades son susceptibles de reforzarse mutuamente.
Durante las crisis de paludismo la cantidad de virus del sida aumenta en el organismo de los seropositivos, elevando los riesgos de transmisión del VIH en las relaciones sexuales.
Paralelamente, el debilitamiento del sistema inmunitario causado por el VIH hace más vulnerable al individuo ante el paludismo.