El papa Benedicto XVI partió hoy de Camerún, al término de una visita de cuatro días ensombrecida por la polémica sobre el preservativo y el sida, insistiendo en los efectos nefastos de la mundialización en ífrica.
«Es un momento de gran esperanza para ífrica y el mundo entero», dijo el Papa en el aeropuerto, refiriéndose al documento de trabajo preparatorio (instrumentum laboris) del segundo sínodo de los obispos para ífrica, que fue entregado solemnemente a los obispos ayer, luego de una misa ante unas 60 mil personas.
Durante esa misa en el estadio Ahmadou Ahidjo, el sumo pontífice insistió en su homilía en los peligros de la mundialización.
Ese texto considera que la «globalización» amenaza a «los auténticos valores africanos» como el «respeto a los ancianos», «el respeto a la vida» o la cultura de la ayuda mutua.
Benedicto XVI recordó que la preparación del sínodo era uno de los principales motivos de su visita.
«Â¡Habitantes de Camerún, los exhorto a aprovechar el instante que Dios les ha dado! Respondan a su llamado a llevar la reconciliación, la curación y la paz a sus comunidades y su sociedad. Trabajen para eliminar la injusticia, la pobreza y el hambre allí donde los encuentren», insistió el jefe de la Iglesia católica.
Sin embargo, si bien el Papa se concentró en ese tema y también «habló de muchos asuntos más» desde su llegada a ífrica el martes, de acuerdo con un portavoz del Vaticano, su viaje quedó marcado por la polémica de sus declaraciones en el avión que lo llevaba a ífrica el martes. En esa oportunidad, consideró que la distribución de preservativos «agrava» el problema del sida.
Al reunirse con enfermos de sida el miércoles durante un encuentro improvisado, o al expresarse sobre los enfermos de VIH (virus de inmunodeficiencia humana) ayer, Benedicto XVI seguramente quiso poner fin a la polémica, al tiempo que insistía en el tema de la mundialización y los conflictos en ífrica.
Su visita a Angola podría permitirle concentrarse en la situación política y social de las poblaciones africanas. Hoy por la tarde se reunirá en Luanda con las autoridades políticas angoleñas y el cuerpo diplomático, ante los cuales pronunciará un discurso.
Durante la mañana, el Papa recibió en la nunciatura apostólica donde estaba alojado desde su llegada el martes a una delegación de unos 15 pigmeos Paka, quienes le entregaron «una tortuga y una canasta», según un portavoz del Vaticano.
El papa Benedicto XVI llegó hoy a Luanda, capital de Angola, en el inicio de la segunda etapa, después de Camerún, de su primer viaje a ífrica.
El Papa fue recibido por el presidente de la República, Eduardo Dos Santos y representantes de las autoridades religiosas y políticas locales.
El Papa permanecerá tres días en Luanda, durante los cuales se reunirá con el presidente Dos Santos, líder histórico del Movimiento Popular por la Liberación de Angola (MPPL), en el poder desde 1979.
Antes de dejar Camerún, donde permaneció cuatro días, el pontífice hizo un llamamiento a favor de un «futuro mejor» para el continente negro.
El papa Benedicto XVI solicitó a los angoleños que «no se rindan a la ley del más fuerte» al llegar hoy a Angola, país que sufrió una guerra civil entre 1975 y 2002.
«Amigos angoleños, vuestra tierra es rica, vuestra nación es fuerte. Utilicen esos privilegios para favorecer la paz y el entendimiento entre los pueblos e impulsar la igualdad y la solidaridad que todos anhelan y tienen derecho. No a la ley del más fuerte», pidió el Papa en un mensaje pronunciado en portugués durante la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Luanda.
Las palabras del Papa fueron pronunciadas ante el presidente de la República, Eduardo Dos Santos, que le recibió a su llegada de Camerún.
«Desafortunadamente dentro de las fronteras de Angola todavía hay muchos pobres. No se puede olvidar la multitud de angoleños que vive por debajo del umbral de la pobreza absoluta. Necesitan la solidaridad de todos», subrayó el Papa al recordar que el 70% de los más de 15 millones de angoleños viven en la miseria pese a las riquezas naturales del país.
El Papa estará tres días en Luanda, segunda y última etapa de la primera gira africana de su papado.