Nuevas amenazas contra su golpeado Tratado de Lisboa


Los representantes de Eslovenia, Cimitrij Rupel y Janez Jansa junto al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, comentan sobre el peligro de las reformas al Tratado que ha despertado polémica en la región.

Enfrentados al pedido de más tiempo de Irlanda y las reticencias de la República Checa, los lí­deres de la Unión Europea descubrieron en su cumbre de Bruselas que concluyó hoy nuevas amenazas contra el Tratado de Lisboa y pospusieron para su cita de octubre el análisis de posibles salidas a la crisis.


El último obstáculo contra el nuevo tratado europeo llegó de parte de un juez de la Alta Corte de Londres, que hoy pidió al gobierno británico aplazar la ratificación del texto hasta que se pronuncie sobre el recurso de un ciudadano que reclama la convocatoria de un referéndum.

«El Consejo Europeo se une a la sugerencia de Irlanda de volver a tratar este tema durante la reunión del 15 de octubre de 2008 para examinar las ví­as a seguir», subrayó el primer ministro esloveno Janez Jansa, cuyo paí­s ejerce la Presidencia de la UE, al leer las conclusiones de los 27 tras dos dí­as de discusiones ante la crisis desatada por el «no» irlandés de la semana pasada.

Sin consenso firme, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se limitaron a constatar en ese texto que «19 Estados miembros» de la UE ya ratificaron el Tratado y que ese proceso «prosigue en los otros paí­ses», reconociendo los problemas de República Checa para aprobar el texto.

Tras reuniones entre la presidencia eslovena, el primer ministro checo Mirek Topolanek y la canciller alemana Angela Merkel, las conclusiones indican que la ratificación de República Checa «no podrá estar terminada hasta que la Corte Constitucional no dé una opinión favorable sobre la conformidad del Tratado de Lisboa» con la Carta Magna de ese paí­s.

De su lado, el primer ministro irlandés, Brian Cowen, prometió aportar un «análisis» del «no» de sus conciudadanos en la próxima cumbre europea de octubre, aunque admitió que no era capaz de decir si habrá un segundo referéndum en su paí­s.

Ante esta situación, el jefe de Estado francés Nicolas Sarkozy, que asumirá la presidencia de la UE el 1 de julio, anunció que viajará a Irlanda para buscar soluciones a la crisis y tratar de fijar una «estrategia definitiva» en la cumbre de octubre.

«Irlanda es un problema, pero si tuviésemos un segundo o tercer problema se volverí­a muy difí­cil», agregó Sarkozy, en medio de los nuevas dificultades que se vislumbran.

Si República Checa es el segundo problema mencionado por Sarkozy, el tercero se sumó el viernes en forma imprevista con el pedido de la justicia británica para frenar la ratificación del Tratado de Lisboa.

«La ratificación no tendrá lugar, por supuesto, hasta que no tengamos el fallo» de la Corte, reaccionó el primer ministro británico, Gordon Brown, quien habí­a llegado a Bruselas con la ratificación bajo el brazo tras su aprobación en la Cámara de los lores y el consentimiento de la Reina Isabel II.

El Tratado de Lisboa, surgido del difunto proyecto de Constitución europea rechazado en 2005 por franceses y holandeses, no tendrá muchas posibilidades de sobrevivir a una nueva defección en el proceso de ratificación.

Por ello, Sarkozy redobló la apuesta y advirtió a los opositores al Tratado que no habrá más ampliaciones de la UE, incluyendo la prevista a Croacia, si no entra en vigencia el nuevo texto, una amenaza calificada de «inaceptable» por Polonia.

La presión de Sarkozy se sumó a la de otros lí­deres como Merkel y el presidente de gobierno español José Luis Rodrí­guez Zapatero, que insistieron en la necesidad de que los 27 paí­ses miembros de la UE ratifiquen el Tratado de Lisboa.

«Queremos que Europa avance, que el tratado entre en vigor y queremos que Irlanda esté con nosostros y en ningún caso queremos que esté fuera del proceso», dijo Zapatero al final de la cumbre.

Si bien nadie ha hecho referencia a ningún plan en particular, la esperanza esta vez es que los irlandeses vuelvan a votar el texto con ciertos retoques, quizás en el primer semestre de 2009, como ya les habí­a ocurrido con el Tratado de Niza, que rechazaron en 2001 antes de aprobarlo con algunas modificaciones en 2002.

En cuanto a la cuestión del alza de los precios del petróleo, los lí­deres de la UE no lograron superar sus divergencas notorias, por ejemplo ante la idea de Sarkozy de reducir el IVA (Impuesto al Valor Agregado) sobre los combustibles, y estudiarán distintas alternativas en los próximos meses.

En sus conclusiones, la UE decidió por otra parte amenazar al régimen de Zimbabue con nuevas sanciones, en un intento de presionar al presidente Robert Mugabe, que intensifica la represión polí­tica a medida que se acerca la segunda vuelta de la elección presidencial del próximo viernes.

Por último, y al margen de la cumbre, varios lí­deres europeos calificaron de «desproporcionada» la reacción del presidente venezolano, Hugo Chávez, a la nueva ley europea contra la inmigración ilegal, considerando que es fruto del desconocimiento y la precipitación.

DIVIDOS


Polonia denunció en forma enérgica hoy la amenaza de Francia de postergar la adhesión de Croacia a la Unión Europea en caso de que no entre en vigencia el Tratado de Lisboa, reflejando las divisiones sobre el impacto del «no» irlandés en el proceso de ampliación de la UE.

«La opinión según la cual el referéndum en Irlanda vuelve imposible la perspectiva europea para Croacia, Serbia o Ucrania es inaceptable», dijo el primer ministro polaco, Donald Tusk, en una conferencia de prensa al final de la cumbre de la UE de Bruselas.

«Dirigentes europeos plantearon condiciones, por ejemplo el presidente francés. Nosotros nunca plantearemos ese tipo de condiciones», agregó Tusk, en una respuesta directa a Nicolas Sarkozy.

Sarkozy habí­a advertido el jueves por la noche que si no entraba en vigencia el Tratado de Lisboa, rechazado el 12 de junio por los irlandeses en un referéndum, no habrí­a más ampliaciones, un modo de amenazar a los europeos opuestos a la ratificación del texto, con los checos a la cabeza.

«Un cierto número de paí­ses que tiene reservas sobre el Tratado de Lisboa son los más favorables a la ampliación. Pero sin Tratado de Lisboa no hay ampliación», afirmó Sarkozy.

«Para la ampliación es necesaria la unanimidad. Resultarí­a muy curioso que Europa no pueda ponerse de acuerdo sobre sus instituciones y que esté de acuerdo para admitir un miembro número 28, 29 o 30», agregó.