Es interesante que algunas de las personas que leen Arcoíris los sábados por la tarde en el Diario La Hora y envían mensajes electrónicos, realicen veredictos de ópticas tan diversas y variadas en cuanto a la opinión publicada en esta columna periodística.
Cabe hacer notar que el espíritu con el que generalmente escribimos, quienes escribimos, puede tener un alto contenido de buena fe, de fogosidad ciudadana, de denuncia contra arbitrariedades y abuso de los gobiernos; del capital salvaje; del narcotráfico; del llamado crimen organizado; inclinación política hacia la derecha; hacia la izquierda; hacia arriba o hacia abajo; etcétera.
Sin embargo, todas las ideas tienen un mínimo de dos lados, dos caras o dos fases. El bien no existe solo. Existe su contraparte. Es esto, precisamente, lo que permite que se forme la dialéctica, la que en la doctrina platónica es un proceso intelectual que permite llegar, a través del significado de las palabras, a las realidades trascendentales o ideas del mundo inteligible.
Refiriéndose al escrito de «Contaminación por la fabricación de cemento» publicado el sábado 25 de julio de 2009 en La Hora, el señor Guillermo Castañeda Lee opina lo siguiente: «Â¿Y para que queremos cemento? Cuantos guatemaltecos mas tendríamos que vivir en casas de cartón si no hubierna empresas que produjeran cemento. Esto mas, hasta los que viven en casas de cartón necesitan del cemento para hacer muros de contención. Los que hacen carreteras necesitan cemento para hacer los puentes y hasta la carretera en sí como la que va de la capital hasta agua caliente. Aunque nos carcoma la envidia, debemos de reconocer de que hubo empresarios que tuvieron la osadía de instalar esas grandes fábricas, que han contribuido al desarrollo nacional.» (sic)
Por el otro lado, el señor Raúl Osegueda escribe: «Existe la tecnología para poder producir cemento sin dañar la ecología regional lo que pasa es que estas Compañías están acostumbradas a pagar y las leyes pasan pero los tiempos han cambiado y la gente ya no aguanta eso. Si se necesita el cemento pues para conducir los productos regionales se necesitan caminos viables y la Construcción de Inmuebles y Edificios Gubernamentales, Puentes etc. El futuro no se puede parar sino construir hoy algo bueno para un futuro mejor.» (sic)
En lo que a mí corresponde, en el artículo manifiesto un dilema. Denuncio la corrupción que campea en esos medios, tanto en la iniciativa privada como en los entes gubernamentales, menciono que «los habitantes del interior comprenden que lo que está en juego es su hábitat -tierra, aire y agua- propio y de sus descendientes.» (sic).
Denuncio adicionalmente a uno de los más grandes contaminadores: El asbesto y las implicaciones de su uso en la fabricación del cemento. Finalmente pregunto «Â¿Quién pagará la factura hospitalaria de las futuras víctimas? ¿Quién se responsabilizará por los múltiples asesinatos anunciados? ¿Qué dirá el Estudio de Impacto Ambiental al respecto».(sic)
En mi opinión, las compañías extractoras de recursos naturales deberían, obligadamente por ley, encontrar los materiales a extraer alejados de las poblaciones humanas y, si no fuera así, deberían pagar el costo del traslado eficaz y eficiente de las poblaciones, previo consenso tripartito, a lugares que tengan similares condiciones a las que anteriormente tenían. Guatemala es, geográficamente, muy pequeña… esa es parte de la historia.