El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, advirtió con dureza hoy al presidente estadounidense Barack Obama que su nueva política nuclear, que deja abierta la opción atómica contra la República Islámica, puede provocar una réplica «contundente».
«Espero que las declaraciones publicadas no sean verdaderas (…). (Obama) amenazó con armas nucleares y químicas a los países que no se sometan a Estados Unidos», dijo Ahmadinejad en un discurso en el noroeste del país, transmitido en directo por la televisión estatal.
«Ten cuidado. Si sigues los pasos de (el ex presidente estadounidense George W.) Bush, la respuesta de las naciones será tan contundente como la que obtuvo Bush», agregó.
En el marco de su nueva doctrina nuclear desvelada el martes, Estados Unidos descarta emplear armas nucleares contra países que no poseen ese tipo de arsenal, y respetan las reglas del Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP).
Sin embargo, considera que «todas las opciones están sobre la mesa» frente a Irán y Corea del Norte, según anunció la administración de Obama.
«Lo que Obama ha dicho, ni siquiera lo dijo Bush, pese a que tiene sangre en las manos», afirmó Ahmadinejad.
«Mide un poco lo que haces. Debes saber que gente más importante que tú no pudo hacer nada» contra Irán, retó Ahmadinejad al presidente estadounidense.
Por su parte, el canciller Manuchehr Mottaki calificó la nueva doctrina de Estados Unidos de «propaganda», y exhortó a Estados Unidos a cumplir su promesa de librar al mundo de la bomba atómica.
Reiteró que Irán, país sospechoso para las grandes potencias de querer dotarse de armamento atómico so pretexto de un programa nuclear civil, no creía en la bomba atómica ni la necesitaba,
Mottaki afirmó igualmente que su país estaba siempre dispuesto a «un intercambio de combustible» para el reactor de Teherán, tal como lo propuso la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
La AIEA propuso en octubre de 2009 en Viena que Irán suministre 1.200 kg de su uranio débilmente enriquecido (3,5%) a Rusia, que lo enriquecería hasta 20% antes de su transformación, en Francia, en combustible para el reactor de investigación médica de Teherán.
Esta propuesta tiene el apoyo de las grandes potencias.
Irán rehusó sin embargo suministrar su uranio débilmente enriquecido, exigiendo que el intercambio fuera simultáneo y que se hiciera en territorio iraní, condiciones rechazadas por las grandes potencias.
La República Islámica no quiere suspender su programa de enriquecimiento de uranio, pese a una serie de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, y afirma que sus actividades son totalmente pacíficas.
Estados Unidos y sus aliados occidentales presionan para que se impongan nuevas sanciones a Irán, pero China y Rusia son reticentes a ello.
Sobre este asunto, se celebra el jueves una reunión en Nueva York de los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, y Alemania, según el jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner.