Los problemas no se resuelven simplemente con la aprobación de nuevas leyes, pero es indudable que en algunos casos es indispensable disponer de cuerpos legales eficientes y modernos para enfrentar situaciones que no se encuentran debidamente reguladas y el tránsito de vehículos en el país es uno de esos campos en los que la deficiencia del marco regulatorio alienta la anarquía y el peligro.
Empezando por la ausencia de un ente rector a nivel nacional del funcionamiento de distintos policías municipales que operan según su leal saber y entender y que, en muchísimos casos, lejos de ser un aporte para facilitar el tránsito, lo entorpecen y embrollan por falta de conocimientos y exceso de prepotencia. Para que las PMT sean eficientes tienen que tener un marco general de referencia que únicamente puede ser una Ley de Tránsito redactada con visión moderna y adecuada a las complicaciones que se han dado por la aglomeración de automóviles y la ausencia de cultura vial entre los pilotos.
En Guatemala las normas de tráfico contemplan, fundamentalmente, la multa como castigo a los infractores, lo cual resulta muy conveniente y lucrativo a las autoridades que se encargan de emitir las remisiones pues hacen auténticos negocios con las mismas, al punto que se convierten en el pilar para financiar la operación de costosos cuerpos de policías de Tránsito. Pero en la mayoría de países del mundo están funcionando otros mecanismos, como el de penalización por puntos además de la multa económica, lo que se traduce en certeza de que un comportamiento violatorio de las normas en forma reiterada significa la suspensión de la licencia de conducir o su retiro definitivo, dependiendo de la gravedad de las infracciones.
Por ello nos parece importante la iniciativa del Ministro de Gobernación para promover una nueva Ley de Tránsito que contemple ese tipo de sanciones y para unificar también bajo un mismo criterio el trabajo de las Policías que cada municipalidad organiza y que trabajan sin coordinación ni fundamentos técnicos. Es indispensable modernizar la estructura legal para actuar con la ley en la mano y para forzar a los automovilistas a maniobrar sus vehículos con respeto a las leyes, a peatones y a otros conductores. Guatemala es un país con un tránsito notablemente inseguro y ello tiene mucho que ver con el descuido histórico a la educación vial. Somos un país donde se sigue dando mordida para obtener una licencia y “ganar” los exámenes de aptitud y de esa manera no hay esperanza real de que podamos mejorar.
Una ley moderna, eficiente y severa es necesaria para enderezar un problema que ya se ha escapado de control.
Minutero:
Hay que actuar con apuro
por el tráfico tan inseguro;
en eso sí que es urgente
disponer de una ley eficiente