Siete años después de una cumbre histórica, las dos Coreas, separadas desde hace seis décadas, se vuelven a encontrar a partir del martes en Pyongyang (Corea del Norte), en pleno periodo de distensión de sus relaciones y con progresos en el terreno nuclear norcoreano como telón de fondo.
Simbólicamente, el presidente surcoreano Roh Moo-Hyu tiene previsto cruzar a pie la última frontera heredada de la guerra fría para encontrarse con su anfitrión, Kim Jong Il.
Recientemente se multiplicaron las señales de distensión entre ambos países. La última de ellas, a mediados del pasado mayo, cuando por primera vez desde el conflicto de 1950-53, los trenes cruzaron la frontera entre las dos Coreas.
Según la presidencia surcoreana, Roh y su homólogo podrían evocar durante el encuentro, del 2 al 4 de octubre, la firma formal de un tratado de paz para salir de una situación anacrónica. Dado que al final del conflicto, Corea del Norte y Corea del Sur sólo firmaron un armisticio, los dos países siguen teóricamente en guerra.
«La cumbre constituirá un gran paso hacia adelante para la paz y los intercambios entre los dos países», consideró a principios de agosto Kim Dae Jung, el ex presidente surcoreano (1997-2003) que firmó con Kim Jong Il la declaración conjunta del 15 de junio de 2000 que marcó el deshielo de las relaciones.
Esta «política del rayo de sol», inspirada en la Ostpolitik alemana de Willy Brandt, le valió obtner el premio Nobel de la Paz y se tradujo en reuniones familiares entre coreanos del norte y del sur y una creciente cooperación económica.
La ayuda al régimen de Corea del Norte será precisamente uno de los principales temas de la reunión. Corea del Norte, que con regularidad enfrenta dificultades para alimentar correctamente a sus 23 millones de habitantes, debería esforzarse por obtener más ayuda de su vecino y principal donador.
Los ingresos por habitante de Corea del Sur son 17 veces superiores a los de su hermano pobre del norte.
«De momento, la principal preocupación de Kim (Jong Il) es obtener una asistencia económica de Corea del Sur. Al mismo tiempo, buscará la ocasión de mejorar las relaciones con Estados Unidos», señala Koh Yu Hwan, profesor de la universidad de Dongkuk de Seúl.
El presidente estadounidense George W. Bush autorizó el viernes la concesión de 25 millones de dólares de ayuda energética a Corea del Norte, considerando que ésta respeta por el momento sus compromisos de desnuclearización.
Aunque esta cumbre, oficialmente de interés bilateral, no es considerada como una plataforma de diálogo para las negociaciones en el terreno nuclear, el tema no dejará de ocupar un importante lugar en las conversaciones.
La cumbre coreana se celebra en un momento en que Corea del Norte parece progresar en la vía de su desnuclearización en el marco de un acuerdo internacional de seis países (las dos Coreas, Estados Unidos, Japón, China y Rusia) firmado el 13 de febrero en Pekín.
Corea del Norte, que en octubre de 2006 realizó pruebas de su primera bomba atómica suscitando gran preocupación a nivel internacional, emprendió desde entonces un programa de desnuclearización.