La renuncia del ministro japonés de Agricultura, por un escándalo de corrupción, ha provocado una nueva crisis en el gobierno de Shinzo Abe, tan solo una semana después de que éste remodelara su ejecutivo para recuperar la reputación perdida tras el desastre electoral de julio.
La dimisión del ministro de Agricultura, Takehibo Endo, es la quinta de un ministro desde que Abe llegara al poder hace un año. Nunca antes un ministro japonés había durado tan poco.
Endo, veterano diputado del Partido Liberal Democrático (PLD) de 68 años, fue nombrado hace sólo una semana y finalmente reconoció que un organismo de la mutualidad agrícola que dirigía percibió una subvención ilegal de más de un millón de yenes (6.330 euros).
El ya ex ministro también admitió haber aceptado una donación de 50.000 yenes en el 2005 de parte de una cooperativa agrícola subvencionada por el Estado, una práctica que es ilegal.
«He presentado mi dimisión esta mañana para evitar empañar la confianza del ministerio de Agricultura y me excuso por haber contribuido a aumentar la desconfianza de la opinión pública hacia la política», declaró el dimisionario este lunes tras entrevistarse con Abe.
El primer ministro, por su parte, asumió «toda la responsabilidad» por el nombramiento de Endo, pero rechazó, una vez más, presentar su renuncia.
A Endo le sustituirá el ex ministro de Medio Ambiente, Masatoshi Wakabayashi.
Esta nueva dimisión es un nuevo capítulo que ennegrece el futuro político de Abe. En mayo pasado, uno de los antecesores de Endo en el ministerio de Agricultura se suicidó tras ser acusado de corrupción y hace sólo un mes otro ministro tuvo que renunciar por estar implicado en varios casos de malversación de fondos.
Por si fuera poco, el viceministro de Relaciones Exteriores, Yukiko Sakamoto, ha anunciado también su dimisión, sólo una semana después de su nombramiento, por otro escándalo de facturas falsas en el que está implicado.
Todos estos escándalos contribuyeron a la histórica derrota electoral del PLD (derecha) en las elecciones al Senado celebradas a finales de julio.
A falta de una semana para el inicio del curso político en Japón, la oposición se ha decidido pasar a la ofensiva y no se descarta, incluso, la presentación de una moción de censura en el Senado contra el primer ministro.
La moción no dejaría de ser simbólica, puesto que la coalición gubernamental posee una amplia mayoría en la Cámara de Diputados (con mayor poder que el Senado), pero debilitaría aún más al primer ministro.
Dentro del PLD hay ya voces que reclaman «medidas urgentes» para evitar el hundimiento del partido. El principal partido de la oposición, el PDJ, reclama por su parte la dimisión de Abe y la convocatoria de elecciones anticipadas.