La otra vez conversábamos con un buen amigo aficionado a las letras, sobre la aventura que representa escribir en nuestro país, específicamente en lo referente a la literatura. Me decía el amigo, que el ambiente literario en nuestra nación, con algunas excepciones, es prácticamente muy decepcionante. Y si no fuera por los suplementos culturales, tales como el de «La Hora» y «El Acordeón», suplemento cultural que se publica en «elPeriódico», los lectores no tuviéramos la oportunidad de leer muchos temas culturales o literarios de vanguardia.
Sucede que el ambiente literario en nuestro país, a pesar de lo que se diga, es un ambiente estancado, y si bien es cierto que hoy por hoy tenemos jóvenes con gran talento como novelistas, cuentistas, ensayistas o poetas, éstos sólo son conocidos en sus círculos muy cerrados, pues si alguna vez son mencionados en las páginas culturales, sus obras no llegan al gran público por muchos problemas y circunstancias. A manera de simple sugerencia, sería muy beneficioso para los lectores, que los encargados de los suplementos culturales que circulan semanalmente en nuestro país, promovieran en parte algunas obras que muchas veces son «premiadas», pero que siempre son desconocidas para la mayoría de los lectores que desean leer los trabajos galardonados.
No es un secreto que los certámenes o concursos literarios son muy escasos en nuestro país, pero generalmente participan gran cantidad de escritores y poetas que lógicamente nunca ganan si sólo hay un premio único. Si embargo, muchos de los trabajos que participan en los certámenes tienen alguna calidad literaria, pero lamentablemente a juicio de los jurados calificadores, dichos trabajos son quemados o desechados, cuando muy bien podrían ser seleccionados y publicados. Por eso es, que muchos de los escritores nacionales, están condenados a seguir en el anonimato.
No exageramos al afirmar, pues, que los nuevos valores literarios, como por ejemplo escritores talentosos como Maurice Echeverría, Ronald Flores, Méndez Vides, Simón Pedraza, Javier Payeras, Eduardo Halfón y muchos más, son poco conocidos por el gran público, y sólo se conocen por algunas referencias en las páginas culturales de los periódicos. Empero, finalmente el gran público es el que hace grande a un escritor, independientemente de lo que puedan opinar los críticos literarios.