Quien de nosotras/os no presenta una dolencia física o achaque, un dolor poco comprensible por los médicos a quienes se ha consultado o por una dolencia física o un conjunto de las mismas.
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Me duele la espalda, la cabeza, me hormiguea el brazo, me mareo, tengo palpitaciones, los pies y las manos las siento frías, mantengo dolor corporal, mi estómago se me infla, me duelen las piernas.
En fin puede ser cualquier dolor o incomodidad referida hacia nuestro cuerpo.
Existen una serie infinita de malestares expresados dentro de nuestros cuerpos entre otros: vómitos, dolor abdominal, náuseas, distensión gástrica, diarrea, dolor en las piernas o en los brazos, dolor de espalda, dolor articular, micción dolorosa, dolores de cabeza, dificultad respiratoria, palpitaciones, dolor en el pecho, mareos, dificultad para tragar, pérdida de la memoria, cambios en la visión, parálisis o debilidad muscular, apatía sexual, relaciones sexuales dolorosas, impotencia, menstruación dolorosa, menstruaciones irregulares, sangrado menstrual excesivo.
Dentro de la psiquiatría a todo este conjunto de síntomas expresados corporalmente se le denomina Trastorno por somatización (nuestros achaques). Es una afección crónica en la cual hay numerosas dolencias físicas, que pueden durar por años y ocasionar dificultades en el desenvolvimiento de la persona en su cotidianidad. Los síntomas físicos son causados por problemas psicológicos y no se puede identificar ningún problema físico subyacente.
Causas, incidencia y factores de riesgo
Este trastorno se caracteriza por un patrón de dolencias físicas múltiples que involucran cualquier sistema corporal y que persisten por años. Las dolencias involucran dolor y problemas crónicos con los diferentes sistemas biológicos corporales. Usualmente comienza antes de los 30 años y tiende ser más frecuente en las mujeres que en los hombres.
Las investigaciones recientes han mostrado mayores porcentajes de este trastorno en personas con síndrome de colon irritable y pacientes con dolor crónico.
El trastorno de somatización está altamente estigmatizado y, a menudo, los médicos desestiman a los pacientes con el argumento de que el problema «está en sus cabezas».
El que sea producto de problemas emocionales y de causas aún no muy conocidas no confiere el derecho a ningún médico ni ninguna otra persona, de descalificar los síntomas de quienes padecen el mismo. Se ha evaluado una asociación de este trastorno con la problemática de abuso infantil en especial el sexual.
Para nosotros los seres humanos nos es necesario dar nombre a las molestias que sentimos, de lo contrario nos encontramos sin oportunidad de un tratamiento específico y sin esperanzas de mejorar ante nuestros problemas. Antes de caracterizar cualquier molestia física como producto de síntomas emocionales es perentorio realizar un análisis médico exhausto. Pero evitando procedimientos riesgosos e invasivos para las personas.
Los síntomas a menudo empeoran con el estrés. Y pueden estar asociados también a otros trastornos psiquiátricos como la depresión y la ansiedad. Dentro del tratamiento se incluye en algunos casos el uso de fármacos, enseñanza de técnicas para el manejo del estrés, psicoterapia individual o grupal que ayude al esclarecimiento del trasfondo de esta problemática. Concienciar a las personas de practicar técnicas de auto cuidado personal tales como; técnicas de relajación, ejercicio físico, mejora en los hábitos alimenticios, aprendizaje del manejo del tiempo y de una conducta asertiva. Y sobre todo el énfasis puesto en la conciencia, comprensión y expresión de sus emociones.