Nuestro saludo a La Hora en un nuevo aniversario


Existen al presente, en la capital de nuestro paí­s, varios periódicos de reconocida jerarquí­a profesional.

Marco Tulio Trejo Paiz

En su mayorí­a, tales tribunas realizan sus actividades de información y de opiniones en el campo independiente.

El diario oficial, como es sabido, lleva la voz cantante del gobierno de turno, pero sus limitaciones informativas y de comentarios últimamente se han «flexibilizado» en virtud de haberse producido cierto cambio de forma y de fondo, en lo cual se ha interesado la colega Ana Marí­a Rodas, su actual directora.

En esta fecha (2 de noviembre de 2009), el vespertino LA HORA está celebrando un nuevo aniversario de fundación y labores. Su director-fundador y propietario fue el licenciado Clemente Marroquí­n Rojas, a quien consideramos un verdadero epónimo en lo concerniente a la prensa nacional que no admite mordaza ni cosa que lo parezca. Hay otro (matutino) que sigue sus huellas con denuedo y bizarrí­a en cuanto a libertad de expresión.

Por algo hemos dicho en esta columna y en artí­culos aparecidos en otros medios de comunicación, así­ como en un libro de nuestra autorí­a que acaba de ser editado, que el diario LA HORA, cuyo nombre es digno de ser escrito con letras mayúsculas, es realmente una tribuna libre, colocada a lo alto al servicio de la patria y del pueblo.

Marca la diferencia el citado diario de la tarde, y lo decimos en honor a la verdad, por convicción, no convencieramente y sin el menor ánimo o propósito de menospreciar a otros medios de divulgación, respetables todos.

Recordamos que el licenciado Clemente Marroquí­n Rojas siempre defendió con coraje y como a ultranza los legí­timos derechos e intereses de Guatemala cuando se hallaban en riesgo de ser pisoteados, sobre todo por los prepotentes extranjeros.

No olvidamos los artí­culos que escribí­a con hidalguí­a y valentí­a don Clemente en relación con Belice, un jirón de la patria hollado por los bucaneros de la Gran… Bretaña. Los mexicanos, por otra parte, pretendieron aprovecharse de las aguas del rí­o Usumacinta mediante una represa que quisieron construir en punto limí­trofe con el territorio de nuestro paí­s. ¡Pero dieron de trompas y narices con el «roble de la prensa nacional!»?

Tampoco olvidamos otras justas y recias batallas que libró el lamentablemente ya desaparecido director-fundador de LA HORA para salvaguardar la integridad del patrimonio de este desgajado jirón del istmo centroamericano.

Valga decir que el vespertino de la 9ª. calle «A» de la zona 1 hace honor al significativo lema que ostenta en su portada, o sea: «LA HORA es tribuna, no mostrador», pues indiscutiblemente es en las páginas de dicho órgano periodí­stico en las que los guatemaltecos, sin distingo alguno, podemos hacer oí­r la voz, el verbo, nuestro pensamiento, sin más restricciones que las que impone la ética, la moral, ya que no se deben invadir terrenos que están vedados no sólo a los periodistas, sino también a los demás ciudadanos.

Ahora bien, en cuanto a que el diario «no es mostrador», está claro que no se trata de un tenderete callejero o de un establecimiento comercial de fenicios?

Es innegable que, como es lógico suponer, los medios de comunicación tienen sustentación de carácter económico en la publicidad que demanda la gente para dar a conocer sus mercancí­as y servicios, pero eso se hace sin condiciones que desnaturalicen la polí­tica de información y de opiniones acordes con la libertad de expresión.

Podrí­amos extendernos haciendo referencia a todo cuanto atañe al periodismo que se estila al margen de ataduras que riñen con el profesionalismo honesto, mas lo que nos ha movido a escribir estas lí­neas es la oportunidad propicia para referirnos a un nuevo cumpleaños del diario LA HORA, tribuna que, por cierto, ya está llegando a su primer centenario de edificante actividad.

No nos resta sino patentizar nuestras congratulaciones por el nuevo aniversario del diario LA HORA y, a la vez, felicitar al personal de las diversas posiciones del importante vespertino, en particular al Presidente Honorario, Oscar Marroquí­n Rojas; al Presidente del Consejo de Administración y Director General, Oscar Clemente Marroquí­n Godoy; al Director, Pedro Pablo Marroquí­n P.; al Jefe de Redacción, Mario Cordero ívila, y al Jefe de Información, Javier Estrada Tobar.

Y? ¡Adelante, adelante con la cruz a cuestas, con decisión y mucho éxito! .