Dice un apotegma que todo tiempo pasado fue mejor, yo digo que sí porque viendo la reciente actuación de nuestra Selección de Fútbol en la finalizada Copa Uncaf en Tegucigalpa, Honduras, nos confiere que estamos acertados.
Antes o en el tiempo pasado, quizá no éramos los primeros pero jamás nos calificaban como el último lugar, es decir, después de Nicaragua y Belice (éste logró por lo menos un punto). Así es hoy, desafortunadamente, la realidad de este popular deporte, que ha descendido a niveles tan bajos que es posible, si no hay una reingeniería en todos sus niveles, no volverá a tener el papel protagónico de otros tiempos.
Además de los dirigentes que manejan la Federación, existe la figura de «Personero Presidencial del Deporte», este no ha dicho esta boca es mía sobre la pobre actuación de nuestra selección futbolística, ni ha presentado ni presenta un plan de rescate al deporte federado, mucho menos fiscalizar los fondos constitucionales que le otorgan a esas disciplinas en general y al futbol en particular, fondos que se derrochan a manos llenas sin llegarse a saber su destino final.
Recalcamos: que el honorable Congreso de la República promulgue cuanto antes una nueva Ley del Deporte, en la cual sustente la materia jurídica para los efectos eleccionarios y la rendición de cuentas sobre la inversión de los fondos que asignan a las federaciones. Ellas, las Federaciones, deberán contar, principalmente la de futbol, con una verdadera Asamblea General que reúna a todos sus afiliados: Presidente de Juntas Municipales, Asociaciones Departamentales, Cuerpo Arbitral, jugadores de la rama de no-aficionados y/o profesional, Asociación de Técnicos de Entrenadores, los Presidentes de Ligas y Clubes de la rama de no-aficionados y profesional (según el Reglamento de la FIFA). Todos estos entes serían el cuerpo electoral para elegir a los miembros del Comité Ejecutivo y Tribunal Disciplinario, por el tiempo que fije la misma ley. Solo así, creemos, habrá verdadera representación de fútbol nacional y no como sucede actualmente que se constituye en: 22 Asociaciones departamentales de Fútbol y tres o cuatro ligas, esa «asamblea» es manipulable, sobornable y carente de representatividad nacional.
Limitar la contratación de jugadores extranjeros y establecer un salario tope.
Volviendo a la conformación de la Selección Nacional de Futbol, es necesario involucrar al Ministerio de Educación con sus profesores de educación física que bien pueden escoger a los alumnos del ciclo básico y diversificado, que tengan aptitudes primarias para jugar futbol y luego entregarlos a los técnicos que nombre la Federación y así crear escuelas departamentales para que egresen jugadores que puedan alimentar a las Ligas: tercera, segunda y hasta primera y con una edad óptima para iniciar una carrera profesional. Involucrar al Ministerio de Cultura, a las municipalidades, a los programas de orden social para que vigilen su salud y nutrición etc. Todo ello se puede lograr cuando hay desinterés mercantilista e interés de que Guatemala despunte nuevamente como potencia deportiva, por lo menos, en Centroamérica.