A raíz de la muerte del licenciado Rodrigo Rosenberg, independientemente de las conclusiones a las cuales cada quien haya llegado, lo importante de este lamentable suceso es que sacó una buena parte del lado oscuro que cada guatemalteco y la sociedad en general llevamos dentro.
 Existe, por un lado, el hecho de que, fuera de todos los males que nos aquejan, abiertamente y casi como un mercado informal ha salido el tema de la proliferación del sicariato ¿será correcta esa palabra?, es decir, una buena cantidad de personas, miles quizás, que pueden ser «contratadas» para asesinar, con la mayor sangre fría del mundo a una persona a quien ni siquiera conocen, y muchas veces, sin que medie el pago de una suma de dinero, como en el caso de los mareros, que entre más sangriento y cruel es el crimen que cometen, mayores son los méritos ante su «clica», Otros mareros matan a un piloto o un comerciante humilde porque no paga Q250.00 de extorsión, otros, a un pasajero de bus que se niega a entregar un celular de Q150.00.
 Otros hechos donde se «contratan» este tipo de personas es para vengar afrentas personales o «remediar», la humillación o una mala jugada que alguien le hizo al «vengador».
 También existen muertes por líos dentro de narcotraficantes y para ello no necesitan contratar a nadie porque dentro de cada estructura de narcotráfico existe una sección «militar», según vi en un organigrama encontrada en un allanamiento, conformada por sicarios que sirven de guardaespaldas o simplemente para cumplir las órdenes del «jefe», sea esta la de exterminar una familia o una persona.
  Tampoco el fenómeno no es nuevo, desde la guerra sucia que sufrimos hasta uno que otro crimen casi siempre cometido por venganza, aberraciones sexuales, robos u otros hechos criminales similares, se ha dado una especie de sicariato, pero JAMíS, con la contratación de asesino a sueldo que han proliferado enormemente desde los últimos 10 años.
  Y la sociedad en general queda impotente ante estos hechos y solamente le queda el conformismos de «encomendarse a Dios», en tanto los que temen por alguna razón cierta, que puedan ser asesinados, contratan «guaruras» que los «protegen», lo que quiere decir que son otros asesinos dispuestos a matar por una paga. En el caso Rosenberg pues ya vimos, si lo que dice la CICIG es cierto, que uno puede planificar y ejecutar por medio de sicarios, su propio asesinato.
 Haití fue arrasado por terremotos y Guatemala también, solo que de otra clase y si el presidente del Organismo Judicial Erick ílvarez cree que es «exagerado» decir que nos estamos muriendo, tómelo literalmente y si mas de 6 mil muertes al año le parece poco, entonces
indudablemente vive en el país de los sueños imposibles.
 El problema vital es que en nuestro país nacen y crecen lados oscuros que parece que nunca mueren, por eso es que hay veces en que se cree en la necesidad de una limpieza social a fondo, aunque nadie se anime a decirlo abiertamente.
  Algunos ya no aguantan más este sufrimiento eterno y en vista de que la seguridad no existe, pues algún día tendrá que acudir al mercado de matones para convertirse ellos también, en asesinos, hasta que cuando llegue el juicio final a todos nos lleve la chingada.
 La proliferación de sicarios parece no importarle a nadie, no sé si porque nos hemos vuelto mas insensibles o porque también tenemos matones que nos cuidan por ser «buenos empresarios», «buenos funcionarios» o «buenos narcotraficantes». Quien sabe.
  Repetimos como loros que somos uno de los países más violentos del mundo ¿Y qué? Si de todas formas esa violencia en su mayoría «solo» acaba con la gente inocente y pobre. Como decía el Presidente del OJ: «No exageremos».Cohesión Social nos regalará a cada guatemalteco un carro y trajes blindados y nos dotará de unos seis guaruras con su respectivo comedor solidario para que todos podamos comer…