«Desde nuestro punto de vista, la cuestión nuclear está cerrada. No negociaremos sobre los derechos innegables de Irán», señaló en una conferencia de prensa el presidente ultraconservador.
«Lo que hemos anunciado es una cooperación en dos partes: cooperación en el uso pacífico de energía atómica limpia y para prevenir la proliferación de armas atómicas», añadió.
El proceso de enriquecimiento de uranio de Irán es motivo de enfrentamiento con la comunidad internacional, que teme que ese uranio se utilice para fabricar bombas atómicas, lo que Teherán niega firmemente.
La República Islámica insiste en que es un país firmante del Tratado de No Proliferación y en que lo que quiere es producir energía atómica para usos civiles.
Ahmadinejad dijo que su país seguirá cooperando con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), que investiga desde hace años el programa nuclear iraní.
Pero «si alguien quiere interferir en el programa nuclear más allá de la ley, ese camino está bloqueado», advirtió el mandatario.
Ahmadinejad resumió la postura de Teherán apenas unas horas antes del inicio de la reunión del consejo de gobernadores de la AIEA en Viena, que examinarán las sospechas de que Irán efectuó pruebas con vistas a fabricar una bomba atómica
El todavía director de la agencia de la ONU, Mohamed ElBaradei, dijo que «Irán no ha cooperado con la agencia en relación con las cuestiones pendientes, detalladas de manera completa en los informes de la agencia, y que deben ser aclaradas para descartar la posibilidad de que el programa nuclear de Irán tenga dimensiones militares».
El presidente iraní también señaló que la República Islámica está dispuesta a entablar un «diálogo en un marco lógico y justo» con las grandes potencias del grupo 5 1, que integra a los miembros permanente del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña) y a Alemania.
Ahmadinejad añadió que él mismo está listo para conversar públicamente con el presidente estadounidense, Barack Obama, ante los medios de comunicación internacionales. Sugirió que esa discusión podría tener lugar en la Asamblea General de la ONU en Nueva York este mes.
«Cualquier asunto puede ser abordado ante la prensa», dijo, y añadió que Irán «mantendrá conversaciones con Estados Unidos a distintos niveles si ello sirve los intereses iraníes».
Mientras tanto se espera que Irán presente propuestas a las potencias mundiales, que han ofrecido mantener negociaciones sobre su programa nuclear, y amenazado con más sanciones si no hay diálogo.
La cancillería francesa insistió hoy en que todas las informaciones a disposición de la AIEA sobre el programa nuclear iraní «no están reflejadas» en el último informe de la organización al respecto.
Francia recibió en la Agencia Internacional de Energía Atómica (AEIA) «un compendio técnico abierto para el conjunto de los Estados miembros», explicó la portavoz adjunta de la cancillería francesa durante un encuentro con la prensa.
Pero «todas esas informaciones no están reflejadas en el informe al Consejo de gobernadores», agregó.
La portavoz destacó que «este es el motivo de la demanda formulada» por el canciller Bernard Kouchner.
«La única motivación de Francia es el respeto pleno por parte de Irán de sus obligaciones internacionales», dijo.
El director general de la AIEA Mohamed ElBaradei rechazó hoy en Viena las acusaciones de haber ocultado pruebas contra Irán, agregando que están «motivadas políticamente y no tienen absolutamente ningún fundamento».
«Estoy consternado por las acusaciones formuladas por algunos Estados miembros, entregadas a la prensa, sobre informaciones que no fueron comunicadas al consejo» de gobernadores, declaró ante los 35 miembros de este consejo reunidos en Viena.
Estas acusaciones provinieron recientemente de Israel y de Francia.
El Baradei, que deja sus funciones el 30 de noviembre, fue acusado, en particular por Washington, de no haber sido bastante severo con Irán.
La semana pasada, el canciller francés se había preguntado ante algunos periodistas por qué ElBaradei rechazaba publicar anexos de su último informe.
«Está claro que al leer los documentos de la AIEA no hay respuesta a ninguna pregunta. Precisamente, en los anexos hay elementos que nos permiten interrogarnos sobre la realidad de una bomba atómica». «Hay problemas de ojivas, de transporte, etc… «, había comentado Kouchner sin otra precisión.