Nuestra Señora de los Dolores del Cerro


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El Arte Guatemalteco tiene referentes artísticos del periodo de la Dominación Española que vale la pena admirar y estudiar como parte de las expresiones del arte que han logrado posicionarse a lo largo de la historia en las conmemoraciones religiosas que se tienen a lo largo del año.

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MARIO ALFREDO ALVARADO VELA USAC-ESCUELA DE HISTORIA

En ese sentido, deseo dedicar estas líneas a la escultura de Nuestra Señora de los Dolores del Cerro, venerada en la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria de esta Nueva Guatemala de la Asunción y que representa a uno de los momentos más duros de la vida de la Madre de Dios como lo es el dolor mismo, ante el martirio de su hijo por causa de nuestros pecados.

La devoción a tan insigne efigie tiene sus orígenes en el Valle de Panchoy que fue el asentamiento de la Ciudad de Santiago de Guatemala en una Ermita que dependía de la iglesia parroquial de la Candelaria y a cuyos oficios sagrados asistían los vecinos del pueblecito llamado Santa Inés Hortelanos, dependiendo de la administración religiosa de los padres Dominicos.
 
El principio de esta Ermita tiene como punto de partida al vecino Silvestre Paz, quien mandó hacer de un trozo de madera, del cual emanaba una misteriosa luz como lo relata Domingo Juarros, la escultura de la Virgen del Cerro y esta fue puesta a veneración en la casa del citado vecino y los días miércoles por la noche era mostrada en una procesión, hasta que este recinto se hizo insuficiente, por lo que se procedió a levantar dicha capilla, siendo estrenada en el año de 1703, el domingo después de la Epifanía, quedando aun así pequeña, por lo que en  el año de 1710, el Alferez Don Juan Estrada la amplió e hizo construir una casa para los penitentes que realizaban sus jornadas de piedad en dicha Ermita.

La citada edificación fue afectada por los terremotos de 1717 y tal como lo demuestra el padre Fray Francisco Ximénez en su crónica de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, la casa de hospedaje fue reparada en el año de 1719.

En el año de 1736 el Obispo Gómez de Parada realiza una visita pastoral al Barrio de Candelaria, el visitador aduce que gran parte de las cofradías de este barrio funcionaban sin ordenanzas a excepción de la cofradía de la Virgen de los Dolores del Cerro que si las tenía, esto según aduce el prelado era para cumplir con lo ordenado en la Constitución del Papa Clemente VIII respecto a las ordenanzas del 7 de diciembre de 1602.

Esto demuestra que para el siglo XVIII , la efigie de la Virgen de los Dolores del Cerro tenía ya una cofradía organizada y funcionando con ordenanzas, lo que hace pensar que su culto era de mucho arraigo y trascendencia, motivo por el que vale la pena citar que dicha institución por medio de un Breviario del Papa Clemente XIV del 14 de Junio de 1773, gozaba de una serie de privilegios para sus miembros, quienes celebraban 16 misas cantadas en el año y tenían que pagar 3 reales para entrar a la citada cofradía y un real de manera perpetua mientras estuvieran en ella en calidad de hermanos activos.

La cofradía de la Virgen de los Dolores del Cerro tenía a su cargo varias celebraciones en su Ermita, dentro de las cuales destacamos la Circuncisión del Señor, La Santa Cruz en Mayo, La festividad de los Dolores en Septiembre y el Viernes de Dolores con ello queda demostrando que tenía una vida económica y religiosa activa  en el siglo XVIII, esto también podríamos deducirlo de las misas de Réquiem celebradas en su Ermita, ya que su altar era privilegiado para las citadas misas.
Con motivo de la peste de viruela del año de 1733 y que causó un gran número de muertos en la ciudad de Santiago, se hicieron muchas rogativas dentro de las que destaca la realizada con la Virgen de Dolores del Cerro que se llevó en procesión las monjas de los conventos de la ciudad de Santiago los días 15 y 16 de junio del citado año luego de haberle realizado un novenario en la Parroquia de Candelaria, demostrando con ello que dicha efigie se había posicionado en un lugar preponderante en la sociedad colonial.

Los terremotos de Santa Marta de 1773 y el posterior traslado de la ciudad al Valle de la Virgen y en cumplimiento de la Real Disposición de Carlos III, las iglesias filiales de la destruida ciudad de Santiago se unieron a sus iglesias matrices, pasando la escultura de la Virgen de Dolores  del Cerro a la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria, donde actualmente se le venera desde el 18 de mayo de 1784, cumpliendo este año 230 años de devoción en esta ciudad capital.

En el año de 1963 salió en procesión junto al Nazareno de Candelaria por las calles de la Antigua Guatemala con motivo de la peregrinación realizada a la antigua metrópoli, conmemorando los 400 años del Nazareno de la Serena Mirada, tomando como referencia los datos de Víctor Miguel Díaz publicados a inicios del siglo XX.

La citada imagen de la Virgen de Dolores del Cerro también fue sacada en procesión durante algunos años por el cortejo infantil de la Candelaria hasta que se esculpió la réplica de la Virgen de Dolores que hoy en día sale en procesión el quinto sábado de Cuaresma.

El próximo 29 de marzo de este año 2014 nuevamente la escultura de la Virgen de los Dolores del Cerro recorrerá las antañonas calles del Centro Histórico de la Nueva Guatemala en su cortejo del rezo de los Siete Dolores, oportunidad que se podrá aprovechar para admirar esta joya de la imaginería colonial guatemalteca que nos bendice en este asentamiento citadino desde su traslado de la destrozada ciudad de Santiago de Guatemala y los días seguirán pasando hasta llegar al memorable 18 de mayo cuando se conmemoraren 230 años de  traslación (1784-2014).