«No podemos pasar por la universidad al margen de los problemas del pueblo.»
Salvador Allende
La vieja lógica de la Universidad de San Carlos de Guatemala, representada en la mayoría de las autoridades que conforman el Consejo Superior Universitario y de la Asociación de Estudiantes Universitarios, nos obliga a pensar únicamente en el semestre que podemos perder como consecuencia de la toma del Campus Central, cuando lo verdaderamente importante es la discusión que la organización Estudiantes por la Autonomía (EPA) está generando.
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La Usac, como única institución pública de educación superior que apenas y logra dirigirse en el camino de la investigación científica para generar propuestas hacia la construcción de una sociedad más justa, es el saldo de la matanza de miles de estudiantes y catedráticos de la Usac, que perpetraron los militares como defensa de los intereses de la oligarquía y de todos los sectores conservadores del país.
Las dictaduras militares, con formas de represión muy claras, buscaron que nuestro país se quedara sin intelectuales que hicieran frente a la implementación del neoliberalismo y a la consolidación del miedo como modo de vida. Ahora, cuando esta política económica y social es vigente en nuestro país, la dictadura de la estupidez, que es cínica e hipócrita, nos empuja a no pensar, a evitar la crítica y a decir las cosas a medias. Lamentablemente, la Usac, nuestra querida casa de estudios, ha caído en este estado de pasividad e indiferencia en donde da lo mismo que el país se esté cayendo en mil pedazos.
Sin embargo, las y los estudiantes aglutinados en EPA son una de las muestras de las voces que están dispuestas a gritar y a colocar sobre la mesa de discusión, temas que son importantes para que nuestra universidad, como la autonomía y la mejora de la calidad educativa.
Contradictoria son las acciones del Consejo Superior Universitario: mientras se ofrece el diálogo, ya con la imposibilidad de abordar el tema de la representación estudiantil en las autoridades electas, amenaza e intimida las medidas de hecho. Además, ¿cómo es posible el diálogo cuando catedráticos y asesores de la Rectoría intentan desalojar a golpes a los estudiantes que ocupan los espacios de la Usac? ¿Qué otra manera, sino la que está realizando EPA, existe para hacerse escuchar ante el poder que controla las decisiones sin ningún tipo de consulta? ¿Qué otra manera de hacerse notar existe en este sistema en donde el silencio es la norma imperante? ¿Qué otra forma existe de hablar en dónde la única manera es gritar?
Ahora, que un grupo de estudiantes se ha atrevido a cuestionar el rumbo al que han dirigido la Usac, y que una buena cantidad de organizaciones sociales han mostrado su apoyo a EPA, es necesario unir más esfuerzos para que la propuesta de defensa de la Autonomía y otras demandas planteadas, tengan posibilidades de concretarse.
Es necesario también que desde las aulas, logremos una reflexión a profundidad sobre la importancia de la autonomía para una institución de estudios superiores como la Usac. Esa condición, como uno de los logros de la Revolución de Octubre, nos permite generar un pensamiento reflexivo y crítico, fuera de las presiones del orden tradicional que, hasta el momento, ha dominado la discusión de cualquier tema y que ha construido una sociedad en donde muy pocos tienen el privilegio de mantenerse como seres humanos.
Es imprescindible hacer un alto en el camino de nuestra universidad y encauzarla para un mejor desempeño. Así, podremos lograr que el país cuente con una institución pública de estudios superiores, apegada al principio de la investigación científica, con plena representación de la población estudiantil, con posibilidades de ingreso para la población en general y con las herramientas suficientes para transformarnos.