El ví­a crucis diario de miles de guatemaltecos para acceder a la capital, revelan estilos de vida y tendencias de los habitantes

La rutina diaria que viven cientos de personas para poder llegar a sus centros de trabajo, al tener que lidiar con los embotellamientos que se registran en las entradas a la ciudad, sólo es parte de su sufrimiento.

Centenares de habitantes de lugares cercanos a la ciudad, cotidianamente padecen un calvario para poder llegar a su trabajo, al tener que lidiar con el intenso tráfico que se forma por las entradas a la misma, pero eso solo es parte de lo que a diario tienen que pasar.

Adicionalmente a las personas que tienen que hacer grandes colas para ingresar a la capital en sus automóviles, no se toma en cuenta el costo real de cientos de vehí­culos de transporte pesado que esperan por largas horas para que termine la restricción de tráfico pesado, para poder llevar sus respectivas cargas a los distintos puntos de la ciudad; además de la espera hay que sumar el costo en combustible, el mantenimiento de las unidades y el pago que las empresas tienen que realizar para que los pilotos se mantengan en sus puestos.

Los agentes de la Policí­a Municipal de Tránsito no sólo de la capital sino de municipios cercanos ponen también su máximo esfuerzo para tratar de aliviar de alguna forma la carga vehicular que intenta ingresar al centro de la ciudad.

Por su parte, Amí­lcar Montejo, vocero de la Policí­a Municipal de Tránsito (PMT), indica: «El congestionamiento vial que sufren las personas no sólo es para entrar al centro sino también para salir, por la restricción del tráfico pesado, que empieza a las 16:30 horas. La mayorí­a de transporte pesado trata de salir antes de las quince horas, lo que ocasiona que en todas las salidas de la ciudad, desde horas muy tempranas de la tarde se forme un congestionamiento vial. Para tratar de solucionar este congestionamiento vial se ubican agentes de PMT a lo largo de todas las salidas, así­ como de motogrúas. Lo que nos dificulta y provoca más tráfico es que en el trayecto sufra desperfectos mecánicos alguno de estos vehí­culos pesados, lo que hace que el tráfico sufra una demora bastante significativa. Al iniciar la restricción del tráfico pesado ya tenemos en marcha varios vehí­culos pesados que intentan salir, y por el mismo congestionamiento ya no les da tiempo, lo que hace que los mismos tengan que buscar en donde estacionarse, y muchas veces lo hacen a la orilla de la carretera, lo que provoca un obstáculo vial para los vehí­culos livianos.»

Con relación a estas restricciones de tráfico y al no existir ví­as alternas para que puedan ser utilizadas por el transporte pesado, hay que sumarle el costo que esto conlleva, hablando del tiempo perdido, ya que mientras la unidad de transporte esté parada no está generando ningún tipo de ingreso para los propietarios, cosa que también genera atrasos en los puntos donde tienen que entregar los productos que llevan, que en algunos casos necesitan de refrigeración.

Diario La Hora conversó con algunos de los pilotos afectados por esta restricción vehicular, aunque la mayorí­a opina que es una medida que favorece al tráfico liviano, y a ellos les genera en cierta forma pérdida de tiempo que se ve reflejada en dinero; por ese motivo es que algunos pilotos conducen a velocidades altas, ya que también hay un compromiso de cumplir con ciertas horas para poder entregar la carga. Dicen que es triste que con estas restricciones de tráfico se intente detener el desarrollo del paí­s, y lo más lamentable es que también los municipios cercanos a la capital estén tomando las mismas medidas de prohibir el paso de transporte pesado en horas pico, o sea de mayor movimiento vehicular. Los lugares donde se puede apreciar el mayor número de transporte pesado parado es sobre la ruta al Atlántico y la ruta al Pací­fico.

Aunque las otras salidas no quedan exentas de contar con transporte pesado, la pesadilla por así­ llamarlo no es únicamente por la mañana, ya que por la tarde cientos de pilotos que desean retornar a sus casas a descansar luego de una larga jornada laboral, tienen que lidiar con el intenso tráfico que se forma en todas las salidas de la ciudad.

El problema se acentúa al terminar la restricción vehicular en horas de la noche, debido a que la mayorí­a de conductores del transporte pesado no respetan a los vehí­culos livianos.

Algunos pilotos de vehí­culos livianos consultados manifestaron que el tráfico pesado se deberí­a de restringir hasta altas horas de la noche, ya que es muy poco el tiempo que le dan a los conductores de vehí­culos livianos para poder transitar entre el mar de automóviles que intentan llegar a su hogares.

El vocero de la comuna capitalina expresó que ya se tienen detectados algunos puntos claves de congestionamiento vial en las salidas del centro de la ciudad: «Sobre la calzada Aguilar Batres el mayor tráfico se concentra sobre la 26 calle hasta la 44, por ejemplo en la calzada Roosevelt, luego de la implementación de un carril reversible, el intenso tráfico sobre esa importante ruta ha mejorado; después tenemos que sobre El Trébol hasta la calzada San Juan, sobre la ruta a El Salvador, el mayor congestionamiento se registra en el Bulevar Liberación, Bulevar Los Próceres y 20 calle de la zona 10.

Aunque sabemos lo difí­cil que es para los pilotos conducir sus vehí­culos luego de una larga jornada laboral, les hacemos un llamado para que tengan paciencia, ya que los obstáculos al ser detectados son retirados inmediatamente de la ruta para poder dejar libre la ví­a y no causar molestias a los demás conductores.

Lo ideal serí­a que todos los conductores revisaran sus vehí­culos de forma constante para evitar tener desperfectos sobre la marcha, ya que en la mayorí­a de casos donde se le ha prestado ayuda a algún piloto que lo requiera se puede establecer que las fallas de su automóvil son fallas que pueden ser evitadas con el respectivo mantenimiento de los vehí­culos en los cuales se transportan.

Por parte de Diario La Hora se realizó un recorrido por las distintas salidas de la ciudad capital, donde se pudo observar la gran cantidad de pilotos que intentan llegar a sus hogares.