Irak tuvo en noviembre su mes menos sangriento desde la invasión estadounidense de 2003, en momentos en que las autoridades locales recuperan el control de la seguridad con vistas a la evacuación de las tropas norteamericanas de combate en agosto de 2010.
En total 88 civiles, 12 soldados y 22 policías murieron en noviembre y 432 personas resultaron heridas en ataques de la insurgencia, que por su lado registró 38 muertos y 510 detenidos, según un balance conjunto de los ministerios iraquíes de Salud, Defensa e Interior.
Esa cifras contradicen las predicciones alarmistas del ejército norteamericano y del Primer ministro iraquí Nuri Al Maliki que habían previsto un recrudecimiento de los ataques hasta las elecciones de principios de 2010.
En los primeros once meses del año 2009, murieron 3.114 iraquíes, la mitad del total de víctimas mortales de 2008, indicaron las fuentes.
Los soldados norteamericanos muertos en noviembre fueron 11, pero sólo dos de ellos murieron en incidentes viunculados a combates con los insurgentes.
Desde el comienzo de la invasión en 2003, 4.367 soldados norteamericanos perdieron la vida en Irak, según un balance establecido por la AFP en base a datos del sitio independiente icasualties.org.
«Estamos encantados con la neta disminución de víctimas del terrorismo, pero nuestra felicidad será total cuando hayamos eliminado todas las amenazas», declaró a la AFP Ali Musawi, un consejero del Primer ministro Maliki.
«Exhortamos a los servicios de seguridad y a los ciudadanos a que sigan atentos porque el enemigo está al acecho y actúa según el principio: mato, luego existo», dijo Musawi a la AFP.
El comandante de las tropas norteamericanas en Irak, Ray Odierno, había augurado recientemente un aumento de los ataques antes de las elecciones legislativas previstas para comienzos de 2010.
Odierno había dicho además que, llegado el caso, podría solicitar a la Casa Blanca un aplazamiento de la evacuación programada de las tropas norteamericanas.
«Pensamos que habrá una tentativa de realizar más ataques de aquí a las elecciones», había afirmado Odierno.
Aunque la violencia tiende a disminuir, los insurgentes siguen siendo capaces de organizar ataques sangrientos en todo el país, como en agosto y octubre pasados en Bagdad, donde atentados contra edificios ministeriales causaron la muerte de más de 250 personas.
El comando militar norteamericano en Irak consideró después de esos ataques que Al Qaida, a quien se le atribuyó la autoría, había cambiado de táctica, optando por atacar al poder chiita para desprestigiarlo con vistas a las elecciones.
Esas elecciones son cruciales para el futuro del país pues de ellas surgirá el tablero político iraquí para los próximos años.
Para Estados Unidos, que desea acelerar el retiro de sus tropas de Irak, es escencial que las elecciones se lleven a cabo en buenas condiciones.
En principio, según el acuerdo firmado entre Irak y Estados Unidos, las tropas de combate deben retirase antes de agosto 2010, como primer paso de un retiro total previsto para fines de 2011.
Actualmente 115.000 soldados norteamericanos están desplegados en Irak.
El general Odierno afirmó que los planes no habían cambiado por el momento pero que el ejército norteamericano gozaba de cierta «flexibilidad» respecto a la fecha exacta de la partida de sus tropas en el caso de un aplazamiento de las elecciones o de un aumento de la violencia.