Notas sobre Jesús Nazareno de los Milagros Homenaje a los 275 años de su procesión 1736-2011


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La historia de esta venerada y querida imagen se remota a Santiago de Guatemala a finales del siglo XVII y principios del XVIII. Capital de un extenso territorio que se extendía desde el actual estado mexicano de Chiapas a la frontera sur de la República de Costa Rica.

POR DR. GERARDO RAMÍREZ SAMAYOA.*

En ese tiempo la ciudad se encontraba en un período de esplendor y crecimiento: era sede de la diócesis de Santiago, el centro de una efervescente actividad económica, contaba con la única universidad del Reino, la primera imprenta, y el auge de la construcción se manifestaba en la fábrica de la tercera catedral y en la proliferación del arte sacro debido a la demanda de imágenes, pinturas, altares, retablos, alhajas y vasos sagrados para decorar las iglesias.

Las fuentes documentales nos llevan a la figura de “Lorenzo de Paz y Arpides”, hijo natural de padres españoles, oriundo de Comayagua, Honduras, migrante a la ciudad de Santiago de Guatemala, alrededor de 1680, dedicado al comercio como muchos del estamento criollo. Se vinculó en matrimonio en primeras nupcias con Manuela Arrivillaga, con la que procreó 5 hijos, entre estos, el segundo, Lorenzo de Paz y Arrivillaga o Lorenzo el mozo. Ambos tendrán un papel fundamental en la historia de Jesús Nazareno.

Lorenzo de Paz enviudo en 1702, en 1706, contrajo segundas nupcias con Catarina de Aguilera, y como parte del patrimonio que aportaba a su segundo enlace, entre otras, su posesión más valiosa, una imagen de un Jesús Nazareno de más de dos varas de alto, con su cruz y diadema de plata, valorado en 100 pesos. 

La escultura a su muerte, quedó bajo el cuidado de su hijo Lorenzo. Entre 1735-1736, la donó a la ermita de la Santa Cruz del Milagro, de barrio de Chipilapa, que se encontraba en construcción, la imagen de Jesús Nazareno, con la condición que se erigiera una hermandad bajo su advocación para rendirle culto y celebrarlo.

De acuerdo a un documento que se encuentra en el Archivo Arquidiocesano “Francisco de Paula García Peláez”. Esta asociación se fundó oficialmente en 1736, enviando sus ordenanzas a la secretaría de la curia para su aprobación. Entre sus artículos vale la pena mencionar, que era mixta en cuanto a género y multiétnica (con inclusión de naboríos y exclusión de los indios tributarios). Ese mismo año, la imagen se sacó en procesión penitencial, el martes santo por la noche, acompañándolo, la Santa Cruz Milagrosa y una pequeña imagen de la Virgen de Dolores.

La procesión penitencial, creció en poco tiempo, como lo demuestra la petición de indulgencias que hizo el prioste Feliciano Rubio, y la hermandad, en 1740, al obispo fray Pedro Pardo de Figueroa (pocos años después nombrado primer arzobispo de la arquidiócesis de Santiago de Guatemala). El texto dice así:

…Conceder a todos los fieles que asistieran a dicho paso. Por cada paso que dieren, cuarenta días de indulgencia perpetua: como así mismo, otros cuarenta días de indulgencia a todas las personas que hincadas de rodillas delante de la Santísima Imagen de Jesús rezasen devotamente el credo.

El crecimiento continuo y el aumento a la devoción a la imagen de Jesús Nazareno, se deducen de otra solicitud que en 1754, hicieron al arzobispo Francisco José Figueredo y Victoria, para que les otorgara nuevas indulgencias, el texto dice así:

…Cuarenta días al ingreso y asiento (de hermanos) en la hermandad y todas las veces que rezasen devotamente el credo delante de la imagen del Nazareno.

Los terremotos de 1773, provocaron daños en la ermita de la Santa Cruz del Milagro, lo que dio como resultado, que las imágenes, retablos y alhajas, fueran alojadas en casas de hermanos o en otros templos, y en colegio tridentino, como fue el caso de Jesús Nazareno y la Santa Cruz Milagrosa, albergadas en la capilla del hospital San Pedro, donde permanecieron hasta el traslado de las hermandades y cofradías de la Santa Cruz del Milagro a la Nueva Guatemala en 1780.

Vale la pena decir, que a pesar del estado calamitoso de la ciudad, y de la prohibición de realizar actos públicos (incluidas las procesiones), que mandó el Presidente de la Audiencia, Martín de Mayorga, en 1775, la hermandad de Jesús Nazareno, previo permiso, realizó su procesión penitencial ese martes santo, y los siguientes hasta 1780.

La sustitución del capitán Martín de Mayorga, por Matías de Gálvez, y del arzobispo don Pedro Cortés y Larraz, por Cayetano de Francos y Monroy, dio fin a los conflictos que había generado el traslado de la capital. De 1779 a 1784, puede decirse que se llevó a cabo la fase final de este proceso, a través de medidas coactivas, que literalmente obligaron a un grueso de la población que aún permanecía en “la arruinada ciudad” a trasladarse a la “Nueva Guatemala”.

 En 1780, las cofradías y hermandades de la Santa Cruz del Milagro, trasladaron sus bienes muebles, entre ellas la imagen de Jesús Nazareno y la Santa Cruz a la capilla del recién establecido beaterio de Nuestra Señora del Rosario o de Indias, ubicado en la vecindad del solar asignado a los frailes de Santo Domingo.

 En este lugar, la hermandad de Jesús Nazareno abrió su libro de Cabildos, asiento de hermanos, bienes, gasto y data. En este valioso documento se encuentran los nombres de los mayordomos, vocales, y demás encargados de las imágenes que sacaban en la procesión penitencial del martes santo, hasta 1827, en que se celebró el último cabildo. De igual manera en cada uno de los cabildos, aparece el templo en el que por esos años estaba asentada la hermandad. Lo que elimina la falsa hipótesis de que fue trasladado de forma casi inmediata, del Beaterio de Indias al templo del Señor San José.

La primera estancia en el Beaterio de Indias, duró quince años, en 1795, gracias a los oficios del prioste y hermanos lograron que se les concediera la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (la Parroquia Vieja), para instalarse en dicho templo, lo que les fue concedido, pasando la iglesia a conocerse desde ese año con el nombre de “La Santa Cruz del Milagro”.

Una serie de enfrentamientos entre los cofrades y la encargada de la escuela de niñas que funcionaba anexa al templo, provocó un serio litigio, cuya sentencia fue la expulsión de la cofradía y sus enseres, en 1804. La imagen de Jesús Nazareno y la Santa Cruz fueron llevadas, por vez primera a la ermita del Carmen, de donde fue llevada de nuevo al Beaterio de Indias, esta segunda estancia (y última en este templo) duro quince años hasta 1819,  en el que por nuevos litigios, entre los hermanos y cofrades, con la encargada y hermanas del beaterio, fue trasladada al beaterio de Santa Rosa, donde permaneció hasta 1822.

La situación política del país, entre otras, hizo que los hermanos cofrades y patronos que tomaron a su cargo la cofradía, se desentendieran de esta, la imagen de Jesús fue llevada de nuevo a la ermita del Carmen, varios vecinos sin embargo, pidieron su traslado a otro lugar, ya que consideraban que no se le estaba rindiendo el culto apropiado, en 1827, fue trasladada de nuevo a la iglesia de la Santa Cruz del Milagro, sin embargo, su estancia fue temporal, en 1836 fue trasladada al templo de Santo Domingo, y de esta iglesia a la del beaterio de Belén, en 1850, se trasladó a la iglesia de San José, desde ese año permanece en este templo.

No obstante sus dificultades, y el despojo de su patrimonio debido a los continuos traslados, los cofrades mantuvieron la procesión y el culto al Nazareno y a la Santa Cruz. Vale la pena mencionar dos datos. Primero, que se sacó el Domingo de Ramos por primera en 1848. Y, segundo, fue la primera hermandad y cofradía, que tuvo a su cargo a una mujer. Anacleta Peralta.

El desenlace final de la unión entre la imagen de Jesús Nazareno y su Santa Cruz, fue en 1884, cuando las imágenes de la Escuela de Cristo, entre estas, la de Jesús Nazareno de las Tres Potencia, fueron trasladadas a la Santa Cruz del Milagro, a su paso por la iglesia de San José, las autoridades decidieron que el milagroso madero fuera llevado a su templo original, dejando en la iglesia josefina al Nazareno, que posteriormente paso a llamarse Jesús de San José, queda como recuerdo de su historia desde Santiago de Guatemala el calificativo de los Milagros acuñado a mediados del siglo XIX En 1928, el presbítero Mariano de la Coronación Granados, le dio el título de REY del Universo, más que justificado y merecido.

Una nota sobre el escultor Alonso de la Paz y Toledo y la imagen de Jesús Nazareno de los Milagros.

La historia de las imágenes de pasión que datan del período colonial, ha dado lugar a la fabricación de una serie de hipótesis y mitos acerca de su hechura, tanto del escultor como del año en que este la hizo. La mayoría de estas se basan en las afirmaciones que consigno Víctor Miguel Díaz, en su obra “Las Bellas Artes en Guatemala”, editada en 1932. En esta se mencionan esculturas y escultores, lamentablemente sin ninguna base documental. No obstante esta grave observación, los datos se han considerado como verdaderos, e incluso justificarlos bajo la palabra “tradición”. Un argumento totalmente falso y fuera de lugar. En el caso del Nazareno de los Milagros, afirmó que su escultor fue Alonso de la Paz y Toledo, desdeñando la calidad artística de la obra. Lo peor del caso es la afirmación tácita que en su momento han hecho varios historiadores o fanáticos de la historia de la iconología de los nazarenos, validando este dato.

En contra de estos argumentos puede decirse, que no hay ningún documento en el que se establezca tal relación, por otra parte, un estudioso de las tradiciones cuaresmales y de la Semana Santa, Jesús Fernández, con relación a la imagen de Jesús Nazareno de los Milagros, a finales del siglo XIX, escribió lo siguiente:

En cuanto a la imagen de Jesús tan hermosa, el único dato que hemos encontrado, aunque vago, puede darnos siquiera una ligera idea de su origen; este dato consiste en que el arzobispo Figueredo y Victoria concedió indulgencias por orar ante esta imagen, y como gobernó la iglesia de Guatemala de 1753 a 1765, puede suponerse que entonces se esculpió para la Cruz del Milagro estrenada en 1731. Lo que si no cabe duda por este dato es que en 1765 por lo menos ya existía, y que por consiguiente vino de la Antigua y cuenta más de un siglo. Bellísima  y dulce es la mirada y actitud del Salvador agobiado con la cruz sobre los hombros, y las facciones todas muy atractivas y perfectas.

No cabe tampoco afirmar el estilo comparativo con otras obras del autor ya que de las que aparecen en los contratos y protocolos de escribanos, encontrados hasta la fecha, no sobrevivió ninguna.  La atribución de San José que hizo el cronista Domingo Juarros, ha sido puesta en duda por Heinrich Berlin, un estudioso y autoridad en el estudio de la imaginería colonial, quien publicó sus investigaciones en 1952. Valdría la pena que se recurriera a este autor con más frecuencia. La única que se encuentra en la capital y que ha sido documentada adecuadamente, es la de San Felipe Neri de la Escuela de Cristo, hoy en la iglesia de la Santa Cruz del Milagro (la Parroquia), fechada a finales del siglo XVII.

No estamos negando que puede existir la posibilidad de que este escultor hubiera tallado la imagen, pero mientras no se encuentre ninguna fuente documental que consigne o mencione tal atribución, esta debe de ponerse en duda o como una hipótesis, el problema de esto último, es que para formularla hay que tener una base o bases, lo que hasta el momento actual no se ha encontrado.

* Académico de Número. Primer secretario de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.

Bibliografía.
Conferencia. Dr. Gerardo Ramírez Samayoa. “La cofradía de la Santa Cruz  y la hermandad de Jesús Nazareno de la ermita de la Santa Cruz del Milagro en  Santiago de Guatemala (1704-1780)”. Trabajo de ingreso para optar al grado de Académico Numerario, a la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, 22 de noviembre 2010. Próxima a publicarse.
Conferencia. Dr. Gerardo Ramírez Samayoa. “La Hermandad de Jesús Nazareno y la Cofradía de la Santa Cruz del Milagro en la Nueva Guatemala Santa Cruz del Milagro (1780-1884)”. Dada en la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, 14 de marzo 2012. Pendiente de publicación.
H. Berlin. Historia de la Imaginería Colonial en Guatemala  (Guatemala: Instituto de Antropología e Historia, 1952).
Díaz Víctor Miguel. Las Bellas Artes en Guatemala (Guatemala: Tipografía Nacional, 1934).
Fernández Jesús. “Monografía de los Templos de Guatemala”. Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. (1958) Tomo XXXI, Números 1-4.
Gallo, Antonio. Escultura Colonial de Guatemala  (Guatemala: Dirección General de Cultura y Bellas Artes, 1979).
Juarros Domingo, Compendio de la Historia de la Ciudad de Guatemala. Tomos I y II (3ª edición; Tomo II. Guatemala: Tipografía Nacional, 1936).
Ramírez Samayoa, Gerado y Luis Gerardo Ramírez Ortíz, Consagrada Imagen de Jesús Nazareno de los Milagros “Rey del Universo” 1736-1993  (Serie “Días de Muerte y Gloria”; Guatemala: Librería Loyola, 2000).
Ramírez Samayoa, Gerardo. Vida social, económica y religiosa de la cofradía de Jesús Nazareno del tempo de Nuestra Señora de la Merced, en Santiago y en la Nueva Guatemala, 1582-1821. Tesis de Licenciatura en Historia (Guatemala: Universidad del Valle de Guatemala, 2007).
Rodas Estrada, Haroldo. Jesús de las Tres Potencias. Arte, Historia y Tradición (Guatemala: Caudal, S. A., 1996).