Este viernes continuamos con el análisis de la Pasión según San Juan de J. S. Bach: Un coral comenta cómo «su espíritu cae antes de tomar su vuelo». Los versos 27 a 30 copiaron la sed del agonizante, y sus últimas palabras. La contralto toma estas palabras: Todo está consumado, para cantar un aria tras de la cual un solo verso del Evangelista añade: Y él, inclinando su cabeza, rindió su espíritu.
Una gran escena sigue, en la cual un aria del bajo, con cortes, supresiones y cambios, entre ellos el de una sinfonía, es sustituida por otros trozos que se han perdido. La orquesta mencionada tiene la misión de doblar las voces de los corales y la de acompañar la mayor parte de los coros. En algunos pasajes, Bach reemplaza el segundo oboe por un oboe d’amore, una tercera más grave que el ordinario, mientras que en otros pasajes entra un oboe da caccia, a la cuarta grave. La intervención de un laúd en el arioso del tenor, Ah! Alma mía, de la primera parte, es un caso curioso. A sus sones se unen los de dos violas de amor, y, en otro pasaje, aparecerá una viola de gamba. Los recitativos están apoyados por el «órgano y continuo», aunque no aparece el cifrado. De los cantantes mencionados, el bajo corresponde al papel de Jesús, una joven a la soprano, el Evangelista es el tenor, San Pedro es también un bajo, así como Pilatos. Esos son los papeles individuales, pero en las arias y en el arioso la música se distribuye en las cuatro partes de la armonía. Flautas, oboes, los instrumentos de arco y el órgano y continuo intervienen en el canto de los coros y los corales. Bach no orquesta habitualmente por grupos, sino que cada instrumento tiene un papel separado en el tejido polifónico con lo que a veces se junta con las voces de los solistas vocales, subrayando su expresión melódica o armónica, para lograr una línea cromática, la cual produce lacerantes disonancias de poderoso efecto patético. En los recitativos, la declamación de Bach se ajusta estrechamente a la prosodia alemana, sin más que seguir sus acentos normales, ya que la expresión dramática del texto no necesita mayor colaboración.
La división en tres partes se acostumbra en las ejecuciones actuales con el fin de dar mayor descanso tanto a los ejecutantes como a los oyentes. La división original, marcada por la inclusión del sermón, consta solamente de dos partes, integradas cada una de ellas por varias escenas de la manera siguiente:
Primera parte: 1. Prólogo; 2. La traición; 3. Jesús ante Caifás; 4. La negación de Pedro.
Segunda parte: 5. Cristo ante Pilatos; 6. La Crucifixión; 7. El fin; 8. El enterramiento.
Es fácil ver cómo estas escenas de la Pasión quedan realizadas por los cantantes solistas o corales según ha quedado descrito.
Esta obra monumental no es más que el preludio a la más grande obra de J. S. Bach, La Pasión según San Mateo que veremos en próximo viernes de Cuaresma en esta columna.
Finalmente, recomendamos a nuestros lectores las grabaciones de Kart Richter o bien la de John Elliot Gardiner, por considerarlas más apegadas al espíritu del eximio maestro del barroco alemán.