Nos llueve sobre mojado


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Cuando aún las carreteras, escuelas, centros de salud, viviendas y tantas otras cosas permanecen destruidas o semidestruidas desde hace un año, gracias a la tormenta ígatha y a la mala construcción de esta infraestructura que volvió millonarios a funcionarios y empresarios, ahora, literalmente, nos llueve sobre mojado, acrecentando estos daños materiales, pero también esta lluvia de desgracias descubre los rincones cada vez más oscuros de nuestra sociedad y para colmo, los buenos se van apagando paulatinamente para dejarnos todaví­a más solos ante las huestes del crimen y de los polí­ticos que nos acosan.

Héctor Luna Troccoli

 


Facundo Cabral no murió en Argentina ví­ctima del cáncer o las enfermedades que padecí­a. Murió aquí­, asesinado por sicarios que querí­an dar muerte a un narcotraficante y le dieron muerte al hombre del mundo que en su música y sobre todo en su pensamiento y sus palabras logró estremecer el corazón y el alma de muchos que lo admiramos. Murió y renació como un moderno Jesucristo a quien admiraba.

Después perdimos a dos figuras que honraban a Guatemala, Alfonso Bauer Paiz y Francisco Villagrán Kramer. Fue su edad la que llamó a la muerte, pero nos dejaron un ejemplo a seguir, aunque nuestro paí­s, asolado de desgracias, suma estas y muchas otras que aunque Facundo no crea en la depresión, nos deprime el alma.
 
La polí­tica sigue siendo tenebrosa e incierta. Un proceso electoral atí­pico plagado de cosas que nos amargan y nos hacen creer menos en que algún dí­a Guatemala saldrá adelante impulsada por lí­deres honestos y partidos que gobiernen con sabidurí­a y honradez. Un candidato a alcalde de San José Pinula ordena asesinar a sus contrincantes, porque ya no amamos la vida y porque un puesto de poder, por pequeño que sea, da la oportunidad a que impere la corrupción y la impunidad que para algunos es más valiosa que una o cuatro vidas  de otros guatemaltecos. La desvalorización moral nos carcome cada vez más.

A lo anterior hay que agregar que paulatinamente van apareciendo en los partidos siniestros personajes que podrí­an llegar a ser parte de un poder real que responde a las instrucciones y mandatos del poder paralelo del crimen organizado que continúa metido en esferas de tribunales en donde, para colmo de males, se «ampara» a personajes que están siendo procesados por delitos o malos manejos en cargos públicos, utilizando y retorciendo el concepto del amparo para permitirles ser nuestras próximas «autoridades, aunque, obviamente, gracias a la firme actuación de la contralora de cuentas y esperemos que a la firmeza ya demostrada del Director del Registro de Ciudadanos, licenciado Miguel Solí­s, la inscripción de estos presuntos delincuentes sea rechazada.

La incertidumbre prevalece en el proceso electoral simplemente porque se está tratando de aplicar la ley y por primera vez no se inscribe a quien no tiene su finiquito como lo ordena la Ley de Probidad y la Contralorí­a, también por primera vez, no se muestra complaciente con aquellos que aspiran seguir robando al erario publico. También por primera vez se trata de aplicar al pie de la letra el artí­culo 186 de la Constitución y algunos candidatos, por el momento están fuera de la contienda, amenazando uno de ellos con traer huestes estilo las del FRG hace algunos años para asustar a los que nada podemos hacer, porque si pudiésemos sacar nuestras armas y defendernos, serí­amos condenados por el juicio moral de la sociedad, aunque los otros, hagan lo que sea, incluso matar, con la complacencia y el silencio de las autoridades encargadas de reprimirlos.

Parte del sistema de justicia, trata de hacer las cosas bien, pero la otra parte sigue cerrando los ojos ante la criminalidad que destruye y corrompe a las instituciones del Estado y a la sociedad. La solidaridad de los que tienen más sigue siendo un mito y los empresarios siguen preocupados en recuperar y aumentar ganancias gracias a la bendita, sagrada e intocable libre empresa que produce el empleo explotador y la competitividad con los otros millonarios.

La educación, la salud, la seguridad, la pobreza, la desnutrición severa, son solamente atendidas por estadí­sticas que nos dicen lo mal que estamos y lo mal que, estoy seguro, seguiremos mientras no cambien los lí­deres, ni la clase polí­tica.

Sí­, nos está lloviendo sobre mojado y la verdad es que ya no aguantamos. Muchos nos estamos dando por vencidos y creemos que ya no es posible luchar en un paí­s al que no se puede poner de pie y dignificarlo ante todos, con la actitud nueva de acciones nuevas que reviertan el infierno y el caos que nos está dominando.

Los presagios que en estos últimos dí­as están apareciendo por todos lados no son halagí¼eños, sino de mal agí¼ero, como si esos depredadores de la muerte, los carroñeros de cadáveres estuvieran agazapados para terminar con nuestra tierra que no tiene la culpa de tener malos habitantes que gozan destruyéndola, de verdad, nos está lloviendo sobre mojado…

LEA DOCTOR ESPADA. El doctor Espada, vicepresidente que pregona la honestidad y el combate sin tregua a la corrupción, el tráfico de influencias y la impunidad, defiende con toda energí­a a su esposa porque en poco más de dos años ha prestado DOS «ASESORíAS» AL GOBIERNO DEL CUAL, SUPUESTAMENTE; ES UNO DE LOS JEFES, POR LO QUE SU Cí“NYUGE HA GANADO MíS DE SETECIENTOS MIL QUETZALES. El vice, más fresco que una lechuga dice que ya consultó a la contralorí­a y que no es ilegal que su esposa trabaje en el gobierno. Efectivamente eso es cierto señor, pero su mujercita es muy inteligente y ha adecuado sus «trabajos», para evadir otra prohibición legal, contenida en el artí­culo 66, numeral 7 de la Ley de Servicio Civil que dice  que «ninguna persona podrá desempeñar más de un empleo o cargo público,» con excepción de los que lo presten en escuelas públicas o centros asistenciales y siempre que exista compatibilidad de horarios. Por eso su esposa tiene una «asesorí­a» en el Ministerio de Salud y otra en el Ministerio de Economí­a. ¿Ya vio como todo es legal si uno quiere? ¿Y la moral?…