La mayor satisfacción es el haber cumplido por un ideal. ¡La Patria!
Johnny Grover
Esta semana conocí a Norma de León, una mujer con un gran deseo de servir y un corazón remendado. Sus primeros años los vivió en San Marcos, entre el frío y la niebla caminaba todas las mañanas hacia la Escuela Primaria Carlos Castillo Armas donde finalizó su primaria, para luego estudiar los básicos en el Instituto San Marcos.
Entonces su voluntad se puso a prueba por primera vez, pues debía levantarse muy temprano para encaminar su pasos hacia Quetzaltenango en donde luego de dos años de estudios se graduó de Bachiller Industrial y Perito en Construcción.
Apenas arribaba a la mayoría de edad en 1988 cuando se enteró de una vacante en la Zona Militar de San Marcos, para la cual aplicó y logró obtener la plaza, que le llevaría a relacionarse con la población civil enseñándoles medidas de higiene y cuidado personal y le permitiría ayudar con los gastos familiares.
Allí en su tierra, vivió una de las peores pesadillas de nuestro país, el enfrentamiento armado entre la guerrilla y el Ejército que buscaba defender el territorio nacional.
Allí fue testigo de las atrocidades que sufrieron los miembros del Ejército, jóvenes con ilusiones de vivir, con sueños escondidos en las mochilas y la población civil, incluyendo niños, ancianos y mujeres, quienes pisaron las bombas quita pies que la guerrilla dejó a su paso.
Allí de alta en San Marcos vio la muerte en los ojos de compañeros que no lograron resistir las amputaciones provocadas y murieron desangrados. Junto a ellos, en el calor de esos segundos cuando dicen que el alma abandona el cuerpo prometió y se prometió no abandonar nunca a los sobrevivientes. Así que cuando hubo oportunidad aplicó y ganó una beca para estudiar por tres años en la Universidad Don Bosco de El Salvador y aprender sobre prótesis y órtesis.
Graduada con honores retornó a su país en donde con nuevos conocimientos se reintegró al Ejército.
Para 1996 el enfrentamiento armado había finalizado, pero los discapacitados del Ejército estaban allí. Así que el 3 de octubre de 1997 se creó el Centro de Atención a Discapacitados del Ejército, CADEG, como una respuesta de rehabilitación integral a quienes en el servicio del deber perdieron su integridad física.
Hoy Norma trabaja en el CADEG, institución que: brinda atención médica, prescribe medicamentos, entrega equipo de autoayuda, fabrica aparatos ortoprotésicos, apoya en asistencia jurídica, promueve la salud mental y desarrollo humano a más de mil 500 ex soldados discapacitados.