Corea del Norte advirtió hoy a su adversario Corea del Sur y al resto del mundo que no deberían esperar ningún cambio tras la muerte de Kim Jong Il, un duro mensaje en momentos en que el hijo de Kim fortalece su posición como líder supremo.
La poderosa Comisión de Defensa Nacional dijo que el país nunca trataría con el presidente surcoreano Lee Myung-bak, un conservador que acabó con la política de ayuda sin condiciones al norte en el 2008, y que se uniría alrededor del nuevo líder Kim Jong Un.
El mensaje se produce un día después de que Corea del Norte terminó el duelo oficial por el fallecimiento de Kim Jong Il y declaró a su hijo Kim Jong Un líder supremo del partido gobernante y del ejército en un masivo memorial público para Kim padre.
Los niveles más altos del gobierno se han unificado en torno al veinteañero Kim Jong Un a raíz de la muerte de su padre el 17 de diciembre.
«Declaramos solemne y confiadamente que los insensatos políticos de todo el mundo, incluido el grupo de títeres de Corea del Sur, no deberían esperar ningún cambio por parte de nosotros», señaló la comisión en un comunicado. «Nunca vamos a tratar con el grupo traidor de Lee Myung-bak».
La comisión dijo que las «malignas fechorías» del gobierno de Lee alcanzaron un pico cuando impidió que surcoreanos visitaran Corea del Norte para rendir homenaje a Kim Jong Il, a excepción de dos delegaciones encabezadas por una ex primera dama y una líder empresarial, cuyos maridos tenían vínculos con el norte.
La declaración de Corea del Norte es una advertencia a Seúl para que no tome a la ligera al nuevo liderazgo, dijo Koh Yu-hwan, un experto en Corea del Norte de la Universidad Dongguk de Seúl.
«También está subiendo la apuesta en caso de que el sur quiera mejores relaciones para que Pyongyang pueda extraer más concesiones» durante cualquier conversación posterior, dijo Koh. Agregó que es «demasiado pronto para decir si el Norte está acabando con las esperanzas de reformas».
De hecho, el Norte, al tiempo que arremete contra el líder de Corea del Sur, ofreció un poco de esperanza para mejorar los lazos al decir que «seguirá presionando fuertemente hacia el camino de la mejora de las relaciones».
Pero agregó que cualquier vínculo mejorado no estará «basado en las tácticas engañosas que Corea del Sur está empleando al mezclar ‘dureza’ y ‘flexibilidad»’. Seúl ha dado señales de un cambio en su estrategia hacia Pyongyang en los últimos meses, al decir que será más flexible al tratar con el norte.
El jueves, un sombrío Kim Jong Un, conocido como el Gran Sucesor, permaneció con la cabeza inclinada en la Casa de Estudio del Gran Pueblo, con vistas a la Plaza Kim Il Sung, llamada así por su abuelo, quien fundó la Corea del Norte moderna. Una marea de dolientes se reunió debajo.
«El respetado camarada Kim Jong Un es nuestro líder supremo del partido, del ejército y del país que hereda la ideología, el liderazgo, el carácter, las virtudes, las agallas y el coraje del gran camarada Kim Jong Il», dijo en un discurso Kim Yong Nam, jefe de estado ceremonial de Corea del Norte.
Kim Jong Un estaba flanqueado por militares y funcionarios del partido de alto rango, incluyendo la hermana menor de Kim Jong Il, Kim Kyong Hui, y su marido, Jang Song Thaek, que se espera sirvan como mentores de su joven sobrino.
El inequívoco respaldo público para Kim Jong Un provee una fuerte señal que funcionarios gubernamentales y militares le han dado el espaldarazo tras la muerte de su padre.