Guatemala es un país de contradicciones, de doble moral, de hipocresía, de jugarle la vuelta a la verdad, de aplicar al revés la ley en cuanto que «el interés particular prevalece sobre el general», de hacerse «los locos» para no entrar en contradicciones ni problemas al opinar o tomar determinaciones que afecten a uno u otro bando, ya sea en política, el trabajo o en las relaciones intrafamiliares.
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Somos un país acostumbrado aún a la imposición ideológica, al abuso del poder en manos de estúpidos ignorantes, somos un país enfermo de malinchismo, somos un pueblo sin valor cívico para enfrentar la verdad y sus consecuencias; no protestamos, nos quedamos callados, aceptar lo que dicen nuestros jefes, aunque no tengan un ápice de razón, somos un país donde se encarcela a un hombre por «robarse» dos palomas del Parque Central pero hay dos diputados que se huevearon 82 MILLONES DE QUETZALES y ahí siguen en el chiquero de la novena, ganando 40 mil quetzales mensuales.
VOX Pí“PULI, en los corrillos municipales, en los edificios del IGSS, Banco de Guatemala, Crédito Hipotecario Nacional, Ministerio de Finanzas, Corte Suprema de Justicia y Torre de Tribunales, se comenta que para finales de este mes, las pasarelas de concreto que sirven para llegar el edificio municipal por la sexta avenida, y la que se utiliza para pasar del edificio municipal al Banco de Guatemala sobre la séptima avenida, serán nombradas por las autoridades municipales con los nombres de dos personajes de la vida nacional.
Los nombres serían -porque aún es hipotético- el del general del ejército y ex director de policía nacional, Germán Chupina Barahona y su ex jefe del cuerpo de detectives Manuel de Jesús Valiente Téllez, a quienes la sociedad guatemalteca recuerda como dos de sus más ingratos verdugos; circunstancia que -según la vox pópuli- para las autoridades municipales son «méritos» suficientes para recordarlos y enaltecer sus nombres.
Los personajes que supuestamente serán «honrados» por las autoridades municipales, se desempeñaron en la administración pública al servicio del ministerio de gobernación, del ejército nacional de Guatemala, de la oligarquía criolla, de los grupos paramilitares y de los partidos políticos ideológicos reconocidos como anticomunistas o de derecha durante los últimos cincuenta años de la vida nacional.
Y se distinguieron, según la historia, no precisamente por ser funcionarios probos, respetuosos de la ley y de los derechos humanos; fue por sus especiales métodos negativos al aplicar el poder que tuvieron a su alcance para torturar y asesinar a miles de ciudadanos que ideológicamente eran contrarios a los regímenes de turno en ese entonces.
Pero en fin… yo dejo el tema ahí. Si es cierto o no, será Tu Muni quien lo diga, y Oj Alá lean bien este artículo porque solo falta que lo interpreten como analfabetos funcionales.