¿Noches buenas, para quién?


La crisis mundial y la recesión económica obligan a las clases media y pobre del paí­s, a pensar en la necesidad de ahorrar donde se pueda y ser austeros en los gastos, sobre todo, porque en esta época de celebración de Pascua, suele gastarse más de la cuenta y por ende asumir deudas, aceptar créditos y compromisos de pago diferido que después si se cae en mora, nos ponen en aprietos, dañan el historial personal de crédito y disminuye nuestra capacidad adquisitiva, en suma, tenemos que ser más racionales, menos proclives a la publicidad comercial y al consumismo compulsivo de la época.

Factor Méndez Doninelli

Cierto que en el imaginario colectivo estas fechas son para compartir con la familia, los seres queridos, los amigos. Durante este tiempo, se derrochan las muestras de cariño, afecto, respeto y admiración. Brotan las palabras, los gestos y los actos de amor, comprensión, tolerancia y amistad. Son los dí­as en los cuales es común compartir una sonrisa, expresar los mejores deseos para los demás, recordar a los olvidados, dar besos y abrazos, festejar en común la Navidad y despedir el año viejo con todos los males y sinsabores que nos pudo dejar.

Cada quien celebra y comparte con lo mejor que tiene y puede dar. La fiesta se extiende a todo lo largo y ancho del paí­s, imagino que todas las familias esperan la Pascua y el Año Nuevo con alegrí­a, entusiasmo y optimismo. Todos quieren lo mejor para sí­, su familia y el paí­s. Toda la población trabajadora ansí­a paz, tranquilidad, seguridad y justicia.

¿Cómo serán las noches buenas de las niñas y niños desnutridos de la Patria? Tendrán esta Navidad siquiera una sonrisa en su rostro inocente o seguirán decreciendo desnutridos. ¿Podrá el campesino salir de la pobreza y la explotación si se le sigue negando el acceso a la tierra? Mientras tanto, los terratenientes y oligarcas siguen acaparando y concentrando más tierra. El actual modelo agrario dedicado al monocultivo, agrocombustibles y exportación es inicuo, injusto e incrementa la pobreza y desigualdad en el campo y las áreas rurales.

¿Cómo serán las noches buenas de los enfermos en los hospitales nacionales escasos de equipos y medicinas? O las de los policí­as, paramédicos, socorristas, enfermeras, médicos y jueces de turno, que pasan estas noches en su puesto de trabajo atendiendo las abundantes emergencias de estos agitados dí­as.

En las áreas urbano-céntricas donde abundan los lugares de encuentro, diversión, recreación y esparcimiento, las noches son buenas para quienes disponen de poder adquisitivo y disfrutan de ventura y calma, pero no es lo mismo para aquellos a quienes abate la tristeza y el infortunio. En cambio, en las áreas rurales donde viven los sectores pobres de población, la celebración -si existe- es austera, menos alegre, más limitada. En esta época, los únicos que pueden tener noches buenas son los ejecutivos, los funcionarios públicos y sobre todo, los avorazados comerciantes que por medio de la publicidad masiva inducen al consumismo desmedido, signo claro de la economí­a capitalista y del modelo neoliberal que domina a la sociedad.

Para los pobladores de Alta Verapaz, las fiestas de Navidad y Año Nuevo la están pasando en medio del estado de sitio, decretado por el gobierno para facilitar las operaciones contra el crimen organizado y narcotráfico, cuyas acciones mantienen en ascuas y de rodillas a la población. Estar atentos para que el estado de excepción no sirva para violar los derechos humanos de la gente.

De cualquier manera, ¡Feliz Navidad para todos ustedes!