Vino antes. Veintenas de niños y niñas esperaban a que la piñata de Santa Claus descendiera un poco. Ese regordete vestido de rojo pendía de lo alto de un lazo frente a la Municipalidad de San Pedro Nonualco en la Paz, El Salvador. Dentro de la casa edil corrían otros infantes emocionados. Celebraban el 19 de diciembre por la tarde, la Nochebuena.
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Lo habían planificado desde hacía tiempo y luego un día antes habían empezado a visitar cada barrio llevando piñatas, dulces y regalos. Esta tarde los niños y niñas de El Centro, Concepción y San José celebraban entre risas y empujones una fiesta que ya es tradición en este municipio. Después de Santa Claus, vinieron Dora la Exploradora, Winie Poo y Hello Kity a recibir palazos.
Un Santa Claus Sampedrano (Alex Gutiérrez) y la niña (expresión salvadoreña para referirse a una señora) Ana María, corazón de esta celebración, veían que cada niño tuviera la oportunidad de pasar y cuidaban de que los más pequeños no fueran a lastimarse.
Don Sergio, el alcalde, se dirigió a los niños y niñas para saludarlos y luego uno por uno, se ordenó en la fila del barrio en que viven para recibir el presente.
Sus sonrisas brillaban, mientras muñecas, mueblecitos y carritos de cuerda salían de las bolsas. Inés también recibió un juguete. Su primera Nochebuena se adelantó unos días enmarcada en un ambiente solidario, festivo y organizado. No pude dejar de imaginarla con tres años más empuñando el palo para atizarle una zurra a un muñeco de papel de china.
La fiesta continuó en las calles, los pequeños estrenaban su regalo. Yo también seguí festejando con unos buñuelos de yuca y miel de plátano con un vaso de chilate (atol de maíz tostado), donde la niña Amalia.
Faltaba aún la semita pacha, el pan alemán y más pupusas y chichiví (una bebida de piña). Muchos días de celebración de la vida junto a una nueva vida rodeada de amor y mimos.  Una Nochebuena alargada, acompañada, distinta a las de otros años. Unas noches buenas especiales.