Eduardo Díaz Reyna
Universidad de San Carlos de Guatemala
En Guatemala, como en todas las naciones del mundo, la despedida del Año Viejo y la bienvenida al Nuevo Año suele ser un acontecimiento muy emotivo en la familia o en la comunidad. Para la Noche Vieja se crea un ambiente muy especial y que, además de tener su carácter festivo, también suele tener un color claramente cristiano.



Aparte de que se participe en la tarde o en la Noche Vieja de la Eucaristía (algunos grupos organizan esta noche una obra de adoración al Santísimo Sacramento), lo que describimos a continuación son algunas de las tradiciones familiares y que trascienden muchas veces de lo religioso a costumbres que se han guardado de generación en generación.
En primer lugar, queremos mencionar la Acción de Gracias que J. Aldazábal ha preparado para el año que acaba:
«Señor nuestro, Padre que estás en el cielo. Nos hemos reunido aquí, momentos antes de terminar este año y empezar el nuevo. Queremos darte gracias por tantas cosas buenas que han sucedido este año: para la humanidad, para la Iglesia, para nuestro país, para nuestra familia, para cada uno de nosotros. Sabemos que estamos en tus manos de Padre y te lo agradecemos» (se pueden enumerar acontecimientos del año).
Esta oración puede estar a cargo del padre o de la madre.
Para el Año Nuevo se pronuncia la siguiente oración:
«También, Padre, te queremos pedir que el año entrante nos sigas ayudando. Que bendigas a toda la humanidad, y en concreto a nuestra familia.
Para que todos vivamos en paz y sepamos progresar en los aspectos materiales y en los espirituales, viviendo según tu voluntad.»
Todos rezan con devoción el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria.
Esta oración puede ser dicha por un miembro de la familia.
Pero el anuncio de las fiestas de fin de año también se caracteriza por muchas costumbres y hechos que se practican desde viejos tiempos y que vuelven a cobrar plena vigencia en cada fiesta del primer día del Año Nuevo. En la tradición guatemalteca, y nos imaginamos en muchos países de habla hispana, las costumbres o el ritual para recibir al Año Nuevo son tantos como pudo ocurrírsele a quienes en un momento dado crearon estos ritos que también le dan cierta característica de familiaridad y de superstición a la Noche Vieja.
Cuando las doce campanadas, que apenas duran en el tiempo, cada uno de los miembros de la familia decide cuál es el ritual que más se acomoda a su sentir personal. A continuación referimos algunas de estas costumbres que hemos localizado y que seguramente se repiten en nuestro continente:
Doce monedas. Debemos hacer un paquetito de monedas de la misma denominación y dejarlo serenar la noche del cambio de año, así llamamos la buena suerte en las finanzas y en los negocios. Hay quienes también se guardan unas monedas en los zapatos.
Sentarse y volverse a parar. Hacerlo repetidas veces al ritmo de cada campanada atrae el matrimonio; este ritual es muy socorrido entre los solteros.
El niño y el anciano. La persona de mayor edad de la familia debe prender una vela delgada cinco minutos antes de las 12 y decir: «Gracias Señor por este año. Que lo bueno se repita y lo malo no vuelva». Luego el más pequeño
o sus padres deben encender una vela gruesa y decir: «Gracias Señor por el año que comienza. Te pido felicidad para el universo».
El abrazo de Feliz Año. Cuando faltan apenas unos segundos para las 12 y el año termina, aprovechamos para abrazar a nuestros seres queridos y desearles con ello lo mejor para el año que inicia.
Las maletas. Sacar las maletas a la puerta de la casa para tener muchos viajes durante el año que comienza. Hay quienes entran y salen tres veces cargando el equipaje y el efecto será mejor si damos con ellas la vuelta a la manzana.
La ropa al revés. Procure que sea la interior, por aquello de las burlas; esto atraerá la buena suerte.
Cajita con un quetzal. Esto le ayudará a conservar su trabajo o hará prosperar su negocio. Debe poner el billete doblado con gran cuidado dentro de una cajita adornada.
Pulseras de colores. Regale pulseras de colores a sus amigos y familiares; los tonos dorado, rojo, blanco, azul y rosa representan los rayos del amor, la fuerza, la prosperidad y la pureza, respectivamente. Con ello estará deseándoles lo mejor en el año que inicia.
El brindis. Chocamos nuestras copas de vino y con ello sellamos sentimientos. En cada sorbo, 12 de preferencia, pedimos un deseo para el año que comienza.
Comer lentejas o arroz. Una cucharada nos propiciará abundancia y prosperidad. En algunas familias se acostumbra repartir semillas en las manos de los presentes o lanzarlas al cielo para atraer la abundancia.
Encender veladoras. Encender velas de color azul traerá paz; las amarillas, abundancia; las rojas, pasión; las verdes, salud; las blancas, claridad y las anaranjadas, inteligencia. Muchos llevan a bendecir 12 veladoras blancas, las cuales se encienden el primer día del año por un minuto, para encender cada una el primer día de mes.
La lista de los deseos. Haga primero una con todas las cosas que ya no quiere en su vida y quémela. Luego escriba otra con todos los deseos y guárdela hasta el próximo año.
Las doce uvas. Comemos una uva por mes al tiempo que pedimos algo especial por cada una: amor, fortuna, éxito, salud.
Estrenar ropa. El Año Nuevo debe sorprendernos con alguna prenda nueva, ya que con ello aseguramos que estrenaremos ropa durante el año; que no tendremos carencias.
Aromas para el alma. Como ritual de purificación, darse un largo baño con esencias; mandarina para la prosperidad y el dinero; rosas para el amor y sándalo para limpiar las energías negativas.
Las tres piedras. Recoja tres piedras pequeñas, desígnele a cada una el amor, el dinero y la salud y escriba el nombre en cada una al tiempo que visualiza su deseo de lograr cada uno. Guárdelas en un lugar discreto durante todo el año.
¿Ropa interior roja o amarilla? Usar ropa interior roja o amarilla la noche de Fin de Año nos puede asegurar el amor o la fortuna económica; la decisión es nuestra. Dicen que si la ropa es regalada el efecto es mejor.
Lecturas bíblicas
Muchas comunidades organizan una celebración en la que se reflexiona a la luz de Cristo sobre el año que comienza, y entre las citas bíblicas más comunes encontramos las siguientes: