Una ola de ataques contra blancos civiles y policiales dejó 16 muertos y 22 heridos la madrugada de hoy en Río de Janeiro, informaron las autoridades.
Siete personas murieron carbonizadas en un autobús y dos policías y dos civiles perecieron en ataques a comisarías, precisó Roberto Precioso, secretario de seguridad de Río de Janeiro.
Asimismo, cinco narcotraficantes murieron en una docena de enfrentamientos con la policía. Tres atacantes fueron capturados, indicó Precioso, quien añadió que la noche de violencia dejó 22 heridos, 14 de ellos policías y 8 civiles.
Una decena de favelas de Río de Janeiro fueron inmediatamente controladas por la Policía y se reforzó la vigilancia en lugares clave de la ciudad que aguarda a decenas de miles de turistas para la fiesta de fin de año en las playas de Copacabana e Ipanema.
Los doce ataques registrados en las primeras horas del jueves incluyeron el ametrallamiento de vehículos y puestos policiales del sur de la ciudad, en zonas características de Río de Janeiro como Botafogo, Barra da Tijuca y la Laguna Rodrigo de Freitas.
Tres autobuses fueron incendiados en Bangú, en la zona oeste, donde se encuentra el presidio de seguridad máxima de Río. En esa misma zona se registraron tiroteos entre policías y traficantes de la favela Vila Kennedy.
Según Precioso, los narcotraficantes quieren presionar a las autoridades para evitar que el nuevo gobierno del estado de Río de Janeiro, que se instalará el lunes, imponga medidas más vigorosas contra el crimen organizado.
Los ataques perpetrados en Río de Janeiro son similares a los registrados en mayo en Sao Paulo por grupos criminales que protestaban por el traslado de sus líderes a cárceles de seguridad máxima.
Las oleadas de ataques en Sao Paulo y la reacción de las fuerzas de seguridad dejaron un saldo de unos 200 muertos.