Nobel dedicado a los muertos de Tiananmen


Policí­as chinos vigilan una manifestación en Hong Kong, China, realizada por el Partido Democrático de Hong Kong y activistas de derechos humanos, exigiendo la liberación de Liu Xiaobo, que el viernes fue anunciado como el ganador del Premio Nobel de la Paz de este año. FOTO LA HORA: AFP MIKE CLARKE

El encarcelado disidente chino Liu Xiaobo dedicó su Premio Nobel de la Paz a los muertos del movimiento prodemocrático de la plaza Tiananmen, indicó una ONG de defensa de los derechos humanos citando a su esposa, Liu Xia, quien denunció hallarse bajo arresto domiciliario en Pekí­n.


«Este premio está dedicado a las almas perdidas del 4 de junio» declaró el opositor, más de 21 años después de la sangrienta represión, en junio de 1989, del movimiento prodemocrático que habí­a tenido su epicentro en la gran plaza de la capital china.

El propio Liu Xiaobo habí­a participado en el movimiento y tratado de mediar entre las autoridades y los estudiantes.

Liu, un intelectual de 54 años que se convirtió en el enemigo número uno del régimen comunista, hizo estas declaraciones a su esposa Liu Xia, que le visitó bajo escolta policial en su prisión al noreste de China.

Sus palabras fueron difundidas luego por la ONG Human Right in China (HRC), con sede en Nueva York.

Según HRC, el encuentro entre los dos esposos, en la cárcel de la provincia de Liaoning donde Liu cumple una pena de 11 años de reclusión, duró «más o menos una hora».

El disidente declaró a su esposa que los muertos en Tiananmen habí­an dado su vida «por la paz, la libertad y la democracia».

«Cuando el encuentro terminó, él lloraba», afirmó HRIC.

A fines de 2009, el ex profesor universitario fue condenado a 11 años de cárcel por «tentativa de subversión». Habí­a sido detenido un año antes, como uno de los autores de la «Carta 08», un manifiesto que abogaba por una China democrática. Sus convicciones ya lo habí­an llevado a sufrir largos periodos de detención, sobre todo en la década de 1990.

En un corto mensaje que apareció ayer en el servicio de microblogs Twitter, Liu Xia confirmó estar bajo arresto domiciliario en Pekí­n, sin poder ser contactada por teléfono.

«Amigos mí­os, estoy de vuelta en casa. El 8 (de octubre), me han puesto bajo arresto domiciliario. Ignoro cuándo podré ver a quien sea», indica el mensaje, difundido rápidamente por disidentes chinos.

«Mi teléfono celular no funciona, no puedo llamar ni recibir llamadas», agregó Liu Xia, que estaba siendo estrechamente vigilada en las últimas semanas.

Confirmó haber visitado a su esposo, encarcelado en el noreste de China, para anunciarle que el viernes habí­a ganado el Nobel de la Paz.

«Vi a Xiaobo, y le dije el 9 (de octubre) en la cárcel que habí­a ganado el premio. Les contaré más cosas más adelante. Por favor, ayúdenme todos a comunicar gracias a Twitter. Gracias», agregó.

La policí­a impedí­a este lunes que los periodistas se acercaran al domicilio de Liu Xia en Pekí­n, indicó un reportero de la AFP.

Delante del edificio donde reside estaban desplegados numerosos policí­as y guardias de seguridad, de paisano o uniformados, que controlaban identidades y filtraban a las personas que entraban.

La noticia de la atribución del Nobel de la paz a Liu Xiaobo, «por sus esfuerzos continuados y no violentos en favor de los derechos humanos en China», fue censurada por las autoridades chinas, aunque consiguió filtrarse a través de algunas redes sociales. Este lunes, la censura se habí­a aflojado.

CENSURA CHINA Todo, menos Twitter


China activó su gigantesco aparato de censura para impedir que la noticia de la atribución del Premio Nobel de la Paz al disidente encarcelado Liu Xiaobo llegara a la población, pero los opositores consiguieron difundirla a través de internet y sobre todo de Twitter.

El Departamento de Propaganda de uno de los últimos regí­menes comunistas del mundo actuó con celeridad, apenas se dio a conocer el viernes en Oslo la información, para bloquear su difusión por radio, televisión, diarios, teléfono e internet.

Los SMS con el nombre de Liu Xiaobo fueron bloqueados, en una operación de rara contundencia, pero técnicamente fácil de realizar.

La CCTV, televisión estatal, se abstuvo de cualquier referencia al Nobel, y abrió el telediario de la noche con las inundaciones en el sur del paí­s.

Y una pantalla negra reemplazaba las primeras imágenes sobre el Nobel en los canales extranjeros captados por satélite, como CNN, BBC y TV5.

Tampoco habí­a rastro del nombre de Liu en los grandes portales internet como Sina y Sohu.

Un miembro de la red social Twitter, identificado como «secretario Zhang», escribió: «Los editores de sitios que divulguen la noticia del Nobel perderán sus empleos», antes de anunciar el domingo hallarse bajo arresto domiciliario.

La primera referencia apareció el lunes, tres dí­as después del anuncio, a través de un extraño atajo: un cable de la agencia oficial China Nueva (Xinhua) resaltando que, «según los medios rusos, el Premio Nobel de la Paz se ha convertido en un instrumento polí­tico en manos de los occidentales». El despacho fue reproducido de inmediato por decenas de publicaciones online.

Los diarios guardaron un silencio total, con excepción del Global Times, un medio dependiente del Diario del Pueblo (órgano oficial del Partido Comunista Chino), que ya el sábado aseguraba que el Comité Nobel «perdió el honor».

El Diario de la Juventud de Pekí­n publicó un artí­culo sobre el Premio Nobel… de Literatura, que este año fue atribuido al peruano Mario Vargas Llosa. Una especie de mensaje subliminal, según observadores, para llamar la atención de los lectores sin irritar a las autoridades.

La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), con sede en Parí­s, denunció una censura «vergonzosa», que representa «un insulto a la universalidad del Premio Nobel de la Paz».

«El Departamento de la Propaganda prohibió a los periodistas chinos dar cualquier noticia» sobre el Nobel de la Paz, «un procedimiento habitual» cuando se trata de informaciones sensibles, afirma Renaud de Spens, un especialista en medios de comunicación.

Sin embargo, la censura se muestra cada vez menos eficaz para controlar internet, pese a los cerca de «40.000 policí­as de la red» especializados, según Spens, en controlar sus contenidos.

«Muchos mensajes se filtraron» a través de los correos de mensajerí­a instantánea, y muchos de ellos con comentarios de júbilo por el premio otorgado a Liu Xiaobo, comprobó el especialista.

Liu Xia, la esposa del disidente que en diciembre pasado fue condenado a 11 años de cárcel, fue colocada bajo arresto domiciliario y privada de comunicaciones telefónicas. Lo cual no le impidió comunicarse con el mundo exterior a través de Twitter.

«Vi a Xiaobo, y le dije el 9 (de octubre) en la cárcel que habí­a ganado el Premio. Les contaré más cosas más adelante. Por favor, ayúdenme todos a comunicar gracias a Twitter. Gracias», apunta su mensaje.

La censura también fue burlada en la hora siguiente al anuncio del premio en el foro «Gran Potencia», del Diario del Pueblo, y algunos mensajes lograron permanecer cinco minutos en lí­nea antes de ser borrados. Una hora más tarde. sólo permanecí­an un minuto.

El lunes, el control se aflojaba, y las búsquedas con la referencia «Liu Xiaobo» en el motor de búsqueda Baidu daban resultados.

«El poder está ante todo aterrado por la posibilidad de movimientos de masa, y buscaba evitar a cualquier precio manifestaciones el mismo dí­a del anuncio», opina Spens.

«Ahora que el foco de los medios es menos intenso, la censura se afloja», agrega.