No soy criminal


Como la respuesta de Godo de Medeiros hace alusiones a mis comentarios, en donde indica que demuestre por qué los hice, pues me atreveré a responder.

Mario Haroldo Cordero ívila, Mi nombre real

1. En primer lugar, nadie puede fundar una editorial sólo porque sí­. La prueba fehaciente es que VozUrbana no está registrada en la Gremial de Editores y que tampoco hace uso del ISBN, necesario para la comercialización de un libro; si no, no es más que una fotocopia de un libro o un texto que será utilizado para fines personales o de comunidades estrechas.

2. Lo del alejamiento de la realidad guatemalteca, en realidad, fue un elogio. ¿Acaso no conoce el efecto de distanciamiento de Brecht? Si no, deberí­a investigar primero, y se dará cuenta que este efecto es muy elegante y sutil. La extranjerización, como le llamé, supone que la gente no simplemente se identifique con su realidad, sino que reflexione sobre ella. Es como que uno diariamente viva en un lugar conflictivo, y un dí­a suba a una montaña para ver panorámicamente: da luces para reflexionar sobre el problema. Pero si usted rechaza hasta los elogios…

3. Por supuesto que intenta manejar el suspenso, y eso lo señalo como la mejor virtud del libro. ¿Acaso no leyó el comentario? Es otro elogio, pero usted no lo toma como tal.

4. Hay cabos sueltos, es decir, que menciona detalles que, al final, no se sabe en qué termina. En este momento no tengo el libro, pero seleccionaré los fragmentos para copiarlos literalmente, con su número de página, para demostrárselo.

5. Aunque usted no lo quiera aceptar, faltó un trabajo de edición; principalmente, porque el libro adolece de corrección, incluso ortográfica. Además, la diagramación, como dije, es muy espaciada (sic, porque no sabí­a que no se escribí­a así­); si usted tuviera nociones de diagramación, sabrí­a que Los crí­menes de Cerro Quemado está diagramado como que si fuera un libro infantil: tipo de fuente grande y redonda; interlineado generoso; márgenes amplios… Si hubiera diagramado de mejor forma, hubiera reducido el número de páginas a la mitad y, a su vez, reducido costos.

6. La construcción de los cuentos se repite, y eso sí­ lo demostré. Todas las historias se pueden resumir en: 1) hay una injusticia flotando en el aire; 2) la injusticia recae en un personaje subordinado al poder local; 3) emprende un viaje, para huir o para redimir la injusticia; 4) la historia básicamente consiste en las reflexiones que hace el personaje en el camino; 5) el narrador deja ver cuál es al fin el origen de la injusticia (eso es manejar el suspenso, esconderle datos al lector para mantenerle vivo el interés), 6) el personaje muere como producto de la injusticia. No todos, pero sí­ la mayorí­a de cuentos, pueden deconstruirse en esa sintaxis; si usted no lo nota, tal vez necesitó de una persona sincera previa a publicarlo para que se lo hiciera ver y, así­, hacer los ajustes para evitar que el lector se canse.

7. Yo fui sincero; y aunque no me gusta utilizar frases como «me gustó o no me gustó», porque esto sí­ es muy subjetivo, puesto que hay personas que le gustará y otras que no, sí­ señalo lo positivo (el distanciamiento, la temática universal de la injusticia, el suspense) y lo negativo (la repetición de argumentos y la falta de una buena edición). Eso me parece más balanceado y justo para el lector, tanto de la reseña como del libro. Al fin al cabo, mi objetivo es que el lector se acerque al libro y compruebe por sí­ mismo lo que yo digo. Yo tengo un compromiso con el lector, y en el mismo momento que escriba algo falso de un libro, mi opinión perderá prestigio, y eso no me conviene.

8. Ya expliqué lo de la editorial, y lastimosamente, Godo, en estos tiempo, todos necesitamos de un aval. Yo no puede presentarme como crí­tico literario sin algo que me avale. Una persona no puede llegar como abogado a Tribunales sin el aval de un tí­tulo universitario. Un presidente no puede gobernar sin el aval de tener la mayorí­a de votos del pueblo. ¿Por qué cree que la cultura y la literatura no necesita aval? Eso es poner al arte en una categorí­a inferior. Es cierto, la editorial Oveja Negra no le dio prestigio a Cien años de soledad, pero hay que aceptar que Oveja Negra no publica cualquier cosa. En Guatemala, por ejemplo, una buena editorial es F&G Editores; ¿acaso ellos publican un mal libro? Por ello, el sólo hecho de que salga publicado con F&G significa calidad, al menos dentro de sus estándares. Además, que yo recuerde, Cien años de soledad se publicó por primera vez en Editorial Sudamericana, y no en la que usted dice. Por supuesto que hay buenos ejemplos de editoriales que se abrieron paso como la ahora naciente VozUrbana (que usted me dijo que no era una editorial sino que una revista), tal es el caso de la desaparecida Editorial X, que debió demostrar con buenos libros su introducción al mercado guatemalteco. Hoy dí­a, muchos libros que quedaron truncados de ser publicados en esa casa editora, por lo que hay un proyecto en Internet, llamado Libros Mí­nimos, que está rescatando esas publicaciones. Sin el aval de un sello editorial serio, no le queda otra que demostrar a punta de calidad lo que publica.

9. Entre las incorrecciones que menciona, de «Celestina» y no «Celestino» (del cual no veo el error, porque así­ está en el libro), y «Los crí­menes de Cerro Quemado» y no «Los crí­menes del Cerro Quemado» (sólo en el tí­tulo), en ello tiene razón, aunque no por descuido mí­o, puesto que en el titular sí­ está mal, mas no dentro del texto, al igual que Celestina, lo cual supongo fue un error de la corrección del diario. Aprovecho para anotar que también me cambiaron «suspense» (como deberí­a ser) por «suspenso», me imagino que por la rareza del término.

10. Lamento, su actitud. En primer lugar, cuando usted me trajo su libro, yo le advertí­ que soy sincero con los autores. Yo escribí­ lo que analicé. Yo sí­ leí­ su libro y no escribí­ sin saber. Si usted querí­a una crí­tica buena, para ayudarle a vender su libro, pues le puedo enviar las cuotas para anunciarse en La Hora, y ahí­ sí­ puede escribir lo que usted quiera de su libro. Como le dije, yo tengo un compromiso con los lectores de La Hora, que no admitirí­an que yo escriba algo bueno de un producto malo, o algo malo de un producto bueno. Mi compromiso es, además, con la literatura. Yo no veo libros buenos o malos, sino que veo un proceso en la literatura guatemalteca, la cual puede ir mejorando, pero, eso sí­, con la guí­a de crí­tica seria, objetiva y académica. Mucho daño nos han hecho esos reseñistas que por amiguismo o por compromisos editoriales se empeñan en vender un libro, aunque éste sea malo. Yo estimo que las reseñas literarias en los periódicos no tienen tanto poder y que no ayudan para que un libro se venda o se deje de vender; así­ que con el comentario yo no le deseo que no se le venda, ni truncar su carrera literaria. Es más, espero que con el comentario sepa aprovechar lo bueno y lo malo, y tome para sí­ lo que le pueda servir, y lo que usted considera que no es cierto, pues simplemente déjelo ir. Mi deseo es que venda el libro, y por tal razón, desde que apareció y en esta ocasión, incluí­ la dirección para poder conseguir el libro.

11. Por último, ante el agresivo tí­tulo de su respuesta, quiero alegar, al igual que los campesinos de Livingston, o los habitantes de San Juan Sacatepéquez: «YO NO SOY CRIMINAL».