No rompamos en mil pedazos la Constitución


Guardo la esperanza que el Presidente haya finalizado la ronda Guadalupe-Reyes, con el retorno a la patria, de Brasil;  mientras Guatemala entera se desangra, gracias a la ineficiencia de su gobernante, donde el Estado es él.  

Rosana Montoya
A-1 397908 rosana.montoya@yahoo.com

Y lleva razón el Presidente, cuando de esa manera se expresa, porque las propuestas  leyes se cumplen y no se discuten en el Organismo Legislativo, acompañadas de una donación navideña.  Los estatutos no necesitan ni segunda lectura, la orden viene con faldas desde la cumbre del partido.  Para muestra un botón, de lo que con las leyes se puede manipular, poderoso caballero es don dinero, que compra y no sugiere la voluntad de doctos en la materia.  Siempre he sido de la opinión que el plenilunio de coral anunciarí­a desgracias en la región, y apenas llevamos seis dí­as de enero y los acontecimientos fatí­dicos se han disparado en irremediables desgracias.  Yo quisiera predecir calma y bienestar en Guatemala, pero no se necesita ser clarividente cuando a diario las noticias nos dicen lo contrario.  Sobre la tinta bermejo carmesí­, derramada a diario sobre el asfalto, hoy nos hemos acostumbrado a su olor salitre, que es lavada con las lágrimas de sus deudos, que claman justicia mirando al cielo; solo de allí­ podrí­a venir la justicia divina, porque de los magistrados es difí­cil que actúen dentro de los cánones de la Constitución.  Estamos dentro de una guerra sin cuartel, donde la sociedad civil es la que paga las deudas del Presidente que no quiso gobernar.  Se le hizo más fácil entregarnos a las mafias del narcotráfico, con saldo a su favor.  Hoy Guatemala está herida de muerte, cuando ni en el terremoto tuvimos tan baja la moral. Guatemala entera es carne de cañón.  Y los guatemaltecos, lejos de demandar los hechos ante la OEA, que no será la gran cosa, pero por lo menos quedarí­a sentada una demanda contra los hechos, donde constara en punto de acta la incapacidad del señor Presidente para gobernar.  Y no es que anhele la interrupción de la constitucionalidad, sino todo lo contrario.  Deseo que no se rompa en mil pedazos la Constitución,  que es el único baluarte que nos va quedando.